ROGER VAN DER WEYDEN, ILUSIONISTA DEL ESPACIO

Tal día como hoy en 1464 falleció en Bruselas Roger Van der Weyden, lo cual me hace dedicarle estas líneas. Desde que comencé mis estudios de arte su figura, como la de su círculo flamenco, siempre causo en mí una enorme veneración. Para mí entrar en las Salas dedicadas a su obra en el Museo del Prado era como penetrar en un espacio sacrosanto, fascinada como estaba (y aún lo estoy) por su manera de entender y plasmar la belleza del arte en retratos y  asuntos religiosos.

Roger Van der Weyden fué hijo de un cuchillero de Tournai, Henri de la Pasture, y comenzó su aprendizaje en el taller local de Robert Campin en 1427, donde obtuvo la maestría en 1432.

Recibió, asimiló y después transmitió como nadie la herencia que le dejaron su maestro  Campin, y los Van Eyck. Para ello aunó el volumen escultórico de Campin con la elegancia, el sentido del espacio y la minuciosidad de Van Eyck.

Estos elementos configuraron un estilo enormemente personal, que tuvo una gran influencia en la evolución de la pintura flamenca, y una enorme demanda internacional.

La Virgen con el Niño. Como un ilusionista, juega a fingir una realidad a medio camino entre escultura, arquitectura y pintura. María y Jesús, sobre una peana que parece salirse del cuadro, aparecen en una hornacina gótica. Las calidades táctiles de la piedra contribuyen a presentar a madre e hijo como dos esculturas en su altar, convertidas en personajes reales mediante el color , el gesto, y las calidades de los tejidos.

Le escena gana en naturalidad si observamos cómo el Niño pasa las páginas bruscamente, en su ingenuidad infantil, mientras María medita.

Un dato sobresaliente del maestro es cómo supo reducir sus obras a lo esencial, tanto en composición como en el tratamiento lineal de los elementos. Con ello logró una pintura introspectiva y fuertemente espiritual.

Y aunque es cierto que observamos un virtuosismo propio de la estética cortesana y un interés por lo anecdótico, captado por medio de una factura brillante, dichos detalles se supeditan en pro de lo monumental, que es enormemente elocuente.

 

 

La expresión brillante y certera del sentimiento en las figuras dotó a sus pinturas de una vibración emocional desconocida hasta la época. El drama sagrado fué humanizado a través de sus pinceles, lo cual incitó al espectador a una piedad sensible e íntima desconocida hasta la época. No olvidemos que hasta entrado el siglo XIII las representaciones iconográficas de las escenas religiosas eran más didácticas que realistas, y no se perseguía un verismo en las figuras representadas.

Van der Weyden se instala en Bruselas en 1435 y fué nombrado pintor de la ciudad un año después. Representó un nuevo tipo de pintor burgués y ciudadano, empresario próspero, conocedor de todos lo tejidos que circulaban en las redes comerciales de la época, y que aparecen representadas con enorme virtuosismo; y, además estaba socialmente comprometido.

El Descendimiento. Originariamente fué un tríptico, esta tabla es considerada la obra maestra del genio. Causó gran admiración. El pintor recreó una caja dorada e imita un retablo de esculturas que, gracias a la minuciosidad de los ropajes, las carnaciones, o la vegetación, y el intenso colorido y cuidada composición se convierte en un teatro viviente. Las figuras de San Juan a la izquierda, y de la Magdalena a su derecha enmarcan el drama central. La mirada se nos escapa del extremo de la cruz hasta Jesús y María, cuyos cuerpos están en idéntica posición. En cuanto a las expresiones de los personajes van del llanto a la contención. Maravillosa obra, que puedes estar contemplando tiempo y tiempo.

Atendió encargos grandes y pequeños, de príncipes, nobles, eclesiáticos y de la recién nacida y cada vez más pujante burguesía, pero sin perder jamás la independencia, en una ciudad en que se encontraban también pinceles como el de Memling o Bugatto entre otros.

En 1450 viaja a Roma, y su estancia allí influiría en su obra posterior, con influencias de Fray Angélico, del que tomó su utilización de materiales costosos como el lapislázuli.      Durante su estancia su fama se extendió como la espuma en  en la ciudad eterna. Antes de marcharse de allí recibe el pago por un encargo del marqués de Ferrara Lionello D´Este.

Fué calificado por Nicolás de Cusa de «maximus pictor», y el humanista Bartolomeo Fazio lo incluyó en su «De virus illustribus».

España también reconoció su genio. Entre los siglos XV y XVI Juan II de Castilla, Isabel I y Felipe II coleccionaron y donaron sus obras a fundaciones piadosas. Es algo que ha perdurado en el coleccionismo moderno.

LA RENOVACIÓN DEL PAISAJE A TRAVÉS DE CONSTABLE

El 11 de junio de 1776 venía al mundo en  East  Bergholt , Suffolk , John Constable. Fué un pintor de paisajes que había capturado mi atención, casi de modo simultáneo al modo en que la había atrapado también otro paisajista, este alemán, Caspar David Friedrich, del cual escribí algo no hace mucho tiempo. Ambos forman parte de mi grupo de favoritos.

Suffolk, lugar natal del pintor, cuya capital es Ipswich, es un tranquilo y húmedo condado donde se aúnan mar y monte, y cuya principal fuente de riqueza es el ganado ovino. Un lugar apacible, donde de vez en cuando te sorprenden las tormentas.

Un paisaje de Suffolk.

La época histórica durante la que tuvo  lugar dicho nacimiento era el romanticismo en todo su apogeo, una época confusa  y con un gran cambio social y político en ciernes, derivado este último de los efectos de la Revolución Industrial inglesa y la cada vez más cercana  Revolución Francesa.

Grabado sobre la Revolución Industrial

Constable persiguió algo tan aparentemente sencillo como pintar su entorno a través del paisaje. La reconfortante naturaleza y el saludable ambiente rústico del Suffolk en que nació y vivió durante buena parte de su vida es tema recurrente en muchos de sus cuadros y sus conservados esbozos.

Paisaje campestre.

Era el segundo hijo varón de Golding y Ann Constable. Golding era un rico molinero y un miembro muy relevante en su comunidad. John asistió a algunas clases, aunque básicamente fue autodidacta. La educación de su hermano mayor, dado que tenía cierta deficiencia mental, se centró en seguir los pasos del padre, y al terminar en el colegio comenzó a trabajar en el negocio familiar, del que se haría cargo finalmente el hermano pequeño.

El pintor.

Marcha a Londres en 1795 para trabajar como ayudante topográfico y en 1797 conoce a la familia Fisheren. Uno de ellos, que era obispo, le encarga que pinte la Catedral de Salisbury

» Mi  propósito es pintar sin afectación, sencillamente lo que veo, y como lo veo» decía ya en aquel momento Constable. Es esta una intención infrecuente en el contexto romántico, por lo que se habló de él desde entonces como el menos subversivo de todos esos pintores.

Entre los autores que más le inspiraron durante este primer periodo, están Gainsborough, Joshua Reynolds,  Claudio de Lorena, otra de mis pasiones, y el mismo Rubens,o Ruysdael. En 1802 expone por primera vez en la Real Academia. A partir de entonces expondría con regularidad, progresando con cierta lentitud.

La esclusa.

Se lo considera como uno de los primeros en pintar paisajes al aire libre; decidió empezar a hacerlo en 1810. En 1819 viajó a Venecia y a Roma ciudades en las que conocería los paisajes clasicistas de Lorena y las recreaciones de  Poussin.

Desembarco en Ostia, Lorena.

 

En ese mismo año, fue nombrado miembro asociado de la Real Academia. A partir de esta época frecuentó Hampstead, donde, en los años 1821 y 1822;  hizo una serie de estudios de nubes anotando la hora y la fecha exacta de la realización y, a menudo, incluso el tiempo que hacía.e

Nubes. Tenían para él el atractivo de la captación plástica de eventos atmosféricos fugaces, fluctuantes, que podía condensar como formas vivas.

Lo sorprendente de Constable es que sus imágenes transmiten las sensaciones de las cosas, como la humedad, el calor animal o el jugoso espesor vegetal al representar los rincones con los que se identifica sentimentalmente, y cuya experiencia transforma en pintura.

 

Un ejemplo gráfico.

Se enamoró de Maria Bicknell, una muchacha de la localidad con quien pudo casarse en 1816 tras cinco años de oposición por parte del padre de ella. Tuvieron siete hijos. Fue un matrimonio excepcionalmente feliz, oscurecido sólo por la precaria salud de la mujer. En un intento de mejorarla, acudieron a Brighton  en 1824. Allí Constable estudió los cambios atmosféricos, lo que llamaba «el claroscuro de la naturaleza», es decir, los grados en los tonos de la luz natural.

Se observa en este detalle la técnica que desarrolló de pequeñas manchas y trazos superpuestos, cuyo efecto centelleante consigue crear un ambiente que condensa las energías de la realidad. Emplea gran variedad de tonos del mismo color, y así consigue una vibración de la atmósfera que será admirada por sus seguidores de la Escuela de Barbizón francesa.

Tanto Delacroix como Gericáult sucumbieron a sus innovadoras enseñanzas.

«No he visto una cosa fea en mi vida» llegó a decir.

El artista, consagrado tardíamente en su propio país, finalmente fue elegido en 1889 miembro de la Academia Real. Sin embargo, ese es el mismo año en el que su esposa Maria murió de tuberculosis, lo que le sumió en una depresión; Constable nunca se recuperaría de esa desgracia. En 1833 comenzó a impartir en la Real Academia unas clases sobre la historia del paisaje que revelarían un profundo conocimiento de la obra de sus predecesores. Murió a la edad de 62 años.

Un artista evocador, dotado de una enorme sensibilidad y que prefiguró, entre otros, el impresionismo. Espero que os haya gustado!

LA PASIÓN RAYONISTA DE NATALIA GONCHAROVA

Esta mañana el primer tuit artístico que he escrito ha sido el del aniversario del nacimiento de esta pintora rusa. Ya había pasado por su obra de soslayo, cuando preparaba con mimo mis clases  para bachilleres en el museo Thyssen Bornemisza, referente clave en la capital para sondear todas estas vanguardias, y donde trabajé durante una temporada que os puedo asegurar fué maravillosa para mí.

Una de mis obras favoritas del museo: Pissarro, cronista urbano en ese momento de lluvia, magistralmente captada, así como la atmósfera.

Una de las cosas en que incido antes de penetrar en el apasionante y arriesgado panorama de las vanguardias es en la necesidad de ponerse un poco «en la piel» del artista, tratar de empatizar con los momentos históricos, artísticos e incluso personales que les conducen a crear, a pintar y expresarse de un modo u otro.

Y otro de los aspectos que trato de remarcar es que cualquier opinión es válida ante una obra de arte, cualquier sentimiento que suscite la contemplación de estos retazos de sus experiencias vitales que quedan, a veces hechos jirones sobre el lienzo.

 

 

Franzie ante una silla tallada de Kirschnner. Una interpretación asombrosa. ¿Porqué la pintó así? Esos colores prefiguraban la monstruosidad de vida que estaba obligada a llevar. ¿No es maravillosa?

Y en tercer lugar tendremos la valoración estética, esto es, si nos gusta o no, entendiendo que la belleza o la emoción es algo subjetivo, y que no tiene que ser uniforme en todos gracias a Dios. En la diversidad está la riqueza.

Tras esta disquisición metámonos en la vida de nuestra protagonista de hoy: Natalia Goncharova. Nació en Ladyzhino, Tula, siendo de las primeras pintoras y escenógrafas rusas de vanguardia. A los diecisiete años abandona su pueblo natal, y marcha a Moscú, sede de sus anhelos desde niña, donde se matricula en la Escuela de Arquitectura, Escultura y Pintura.

Nuestra protagonista

Fué en esa escuela, y al abrigo de su pasión por el arte donde encontró a su otro gran amor, que sería su marido: Mijaíl Larionov.

Fascinada como estaba por el incipiente movimiento de la vanguardia histórica estudió con atención el impresionismo, puntilllismo, simbolismo y fauvismo. Estas influencias se ven perfectamente reflejadas en sus obras de juventud.

Explosión fauvista en «Gradiva» Colección Carmen Thyssen, Museo Thyssen Bornemisza.

La expresividad fauvista y simbolista encontró cauce en sus pulsiones, aunando a ella  otra de las debilidades de Natalia: el arte tradicional, el folklore de su tierra, desde el arte popular a los iconos y los «lubki», esto es, grabados tradicionales en planchas de madera.

Curioso lubki, grabados o relatos rusos.

Entre 1907 y 1908 su estilo fué expresivo, sencillo y lleno de color, característico del llamado neoprimitivismo de la época, al que se sometió, hechizada por su simplicidad aparente y por su fuerza.

Danza campesina.

En 1912 participó en la organización de la exposición La cola del burro que se celebró en Moscú y constituyó la cumbre del neoprimitivismo en Rusia. Fué en ella donde, influenciado por el cubismo y el futurismo italiano, Larionov publicó su manifiesto rayonista, cuyo principio básico,es  la interacción de los rayos de luz en torno a los objetos, lo que llevó a Goncharova a crear algunas obras rayonistas que incorporan elementos angulares y astillados, como es el caso de Gatos

Gatos. Solomon Guggenheim colection

En otoño de 1913 creó la escenografía y el vestuario para Le coq d’or que Sergei Diáguilev estaba produciendo para los Ballets Rusos, y cuya magnífica muestra en CaixaFórum tuvimos la fortuna de disfrutar. Su relación con el empresario ruso hizo que en 1915 abandonara Rusia para trasladarse a Lausana. En 1918 fue a París, donde residiría ya el resto de su vida junto a Larionov.

Uno de los decorados que hizo para Diaghilev, absoluta joya. Percibimos la influencia del simbolismo, y su pasión por el folklore.

Continuó trabajando para Diáguilev hasta la muerte de éste, en 1929, y partir de entonces diseñó escenografías para óperas y ballets, principalmente en París y Londres, sin dejar por ello de pintar y exponer su obra.

Otra maravillosa escenografía salida de sus pinceles.

Las pinturas de su última época tienen un estilo que recuerda su fase neoprimitivista, pero sobre todo imperó el rayonismo.

El rayonismo fué su pasión, el hilo conductor de su trayectoria hasta su muerte

Una mujer increíble, que luchó en aquella Rusia aún algo primitiva, por abrirse paso en un mundo de hombres.

Desde aquí le rendimos este homenaje.

CON ROSANA GÜIZA, JURADO DE LOS PREMIOS BAZAR ME LO PIDO, EN EL OLIVAR DE AYALA

La tarde del jueves tuve un encuentro de bloggers con la periodista Rosana Güiza en el Olivar de Ayala. Rosana ha tenido la deferencia de ser jurado en la iniciativa de los Premios a las mejores tiendas organizados por Bazar me lo Pido.

Como soy curiosa, me había documentado previamente. Había visitado su web, impactante por cierto, y me había documentado sobre su biografía, ya que su faceta profesional la conozco, al escucharla en  «Herrera en la Onda»

Es una mujer que impresiona desde el minuto cero. Enormemente próxima y natural, posee una belleza felina, y una personalidad que cautiva nada más entablar conversación con ella. Se establece de forma instintiva un enorme feedback, que, a mi modo de ver, es condición sine qua non  de los buenos comunicadores.

Al sentarnos en la mesa del reservado, y, antes de comenzar a hablar, quedó sorprendida cuando vio que muchas nos disponíamos a tomar notas, ávidas como estábamos de no perder ni una gota de la información que iba a transmitirnos. Finalmente, y ya repuesta,  comenzó a trazar su biografía, en una charla que brotaba fluida y natural, como ella.  Nos contó que nació en un pueblo de Jaen, Aldeaquemada, del que se fué a los 14 años, ya que no veía su futuro continuando la tradición de la tienda de sus padres.

Inspirada según sus palabras por la rana Gustavo, «el reportero más dicharachero» marchó primero a Jaen ciudad, y posteriormente a Madrid, donde cursó estudios de periodismo y un máster en la Universidad Francisco de Vitoria.

Mientras estudiaba 4º curso la contrataron en prácticas en Onda 0 tras enfrentarse a tres pruebas: la primera consistió en un test de actualidad de 200 preguntas, la segunda escribir una crónica sobre el Tratado de paz que se firmaba en Belfast, para lo que le concedieron 1 minuto, y la tercera una antena directa, a la que acudió con la ortodoncia de paladar puesta, su desparpajo en esa situación se hizo notar

Carlos Herrera, con quien forma un tandem perfecto.

Naturalmente la cogieron, y al pedir la sección de información nacional le tocó trabajar con Julia Otero, que era líder de la tarde, en primer lugar, y con Marta Robles después. Pero ella anhelaba tener como compañero a Carlos Herrera, y felizmente ocurrió así. Ya llevan 12 años juntos, y nos comentó lo fácil que es el trabajo al lado de alguien como él, tan sencillo y campechano.

Nos comenta que Carlos trabaja sin guión, ¿no es una señal indiscutible de enorme profesionalidad? La agilidad que tiene, lo bien que juega con los tiempos y la música son, entre otras cosas, claves para su éxito en antena.

Confiesa que es feliz con un micro en la mano, y también porque estudió lo que quiso estudiar; siendo otra de sus características que es una curranta nata.

Nos desveló que padece de artritis reumatoide, pese a lo cual viajó a Zimbabue, viaje que la ayudó a relativizar las cosas, para comprometerse en la edificación de una escuela.

Comentó con humor que «si no tienes odiador no eres nadie» ; de hecho tienen una sección en el programa en la que hablan de ellos.

Y, pese a lo guapa que es, se permitió decirnos también que «si la voz de la radio te enamora no te pases por la emisora»

«En definitiva, el resumen es ponerle pasión al trabajo, y la naturalidad y sencillez».  Ella llenó la reunión, aderezada por vino de rueda. vasitos de salmorejo, canapés de morcilla y saquitos brik rellenos de gambas, todo delicioso, del Olivar de Ayala.

con Rosana Güiza

Reitero mi profundo agradecimiento a Ana, de Bazar me lo Pido, por su inteligente  dedicación e infatigable tesón, y las oportunidades de aprendizaje brindadas; a Alejandra, brillante organizadora, al Olivar de Ayala, por brindarnos su espacio, y por supuesto a Rosana, en quien quiero creer que he encontrado, aparte de una profesional como la copa de un pino, una nueva amiga.

Y por supuesto a las bloggers que acudieron, y tiñeron de belleza, frescura, alegría y juventud  la reunión.

Muchísimas gracias a todas!!