Normalmente suelo hablar de artistas consagrados, y prácticamente todos fallecidos. Hoy quiero inaugurar una sección, al hilo del post que escribí sobre el mundo de sueños de Jesús Martiartu, sobre los nuevos «mecenas» del mundo artístico, a saber: las galerías de arte.
¿Cómo estamos al día de las nuevas corrientes pictóricas, dentro del ámbito contemporáneo? ¿De qué manera nos acercamos a los nuevos artistas, que aspiran a vivir de su trabajo ( cosa tan aparentemente sencilla como complicada hoy día)? ¿Dónde exponen los talentos que de una forma u otra conformarán el imaginario creativo del futuro? La respuesta a estos interrogantes es sencilla: en las Galerías de Arte.
Si nos vamos al diccionario encontramos la siguiente definición de Galería de Arte: Una galería de arte o museo de arte es un espacio para la exhibición y promoción del arte. Su orígen está en la Galería de los Ufizzi, creada para albergar la colección de los Médici. Cada una de ellas tiene su particular línea expositiva, que determina qué arte y artistas tienen cabida en ella. Y después participan en acontecimientos como las Ferias Internacionales, véase Arco, o Art Basel, por citar un par de ellas. Tanto galerías como ferias son los escaparates a través de los cuales el artista se asoma al exterior, y muestra sus obras al mundo, cara a que las compren, o a que algún museo las solicite. Papel primordial, pues, el que juegan estos nuevos santuarios de la creatividad.
Corredor de la Galería Médicis.
Dicen que para muestra están los botones. El «botón» de mi elección ha sido la Galería Orfila, por múltiples razones.
Comencé a frecuentar Orfila este mes de Enero, y ninguna de las muestras que allí han tenido lugar me ha dejado indiferente. Dirigida por Antonio Leyva, escritor y miembro de las Asociaciones Madrileña, Española e Internacional de Críticos de Arte, se inauguró en el año 1973 con una exposición del pintor Laxeiro, el más importante expresionista gallego de nuestra contemporaneidad y uno de los más valiosos de nuestro país, exposición que señalaba la que había de ser línea programática preferente de la Galería.
Era el mes de enero cuando a acudir a ella me encontré con la obra de Antonia Payero.
Sus cuadros están plenos de colorido vibrante, a través de una pincelada gruesa y vigorosa.
Tanto en el retrato de la joven, como en el bosque de la derecha, observamos una utilización muy plástica del color, y una tendencia a delinear los contornos, características de una artista consagrada, que lleva muchos años en este mundo, y de la que podemos asegurar que la vitalidad es su marca de fábrica.
La muestra fue un gran éxito, al que sucedió el de su siguiente muestra, que en nada se pareció a la de su predecesora: Armelle Stéphant, con una línea creativa totalmente opuesta. » Mi pintura es una esculto-pintura abstracta. Al principio utilizaba el óleo en capas accidentadas. Después ha sido el tiempo de los pliegues y de la técnica mixta . Terminé fase con una instalación sobre el desierto. He incorporado luego el tejer a mi modo de hacer», dijo de su obra antes de fallecer. A mí me resultó muy «el paso», con ciertas referencias land art. Parecía querer enredar al espectador en las redes que tejió.
La fotografía es cortesía del fotógrafo Paco Lorca, que estuvo visitando la muestra.
Tras esta impactante muestra el matrimonio de artistas compuesto por Maria Dolores Teijeiro y José Toledo estuvieron echando un pulso en una exposición dual que fué muy significativa y enriquecedora. En ambos casos el pulso es entre lo que se quiere plasmar desde el interior y la belleza.
«En un pasado». Una de las obras de la artista. Una pincelada amplia, aparentemente descuidada, que deja chafarrinones de pintura goteando sobre la superficie, dentro de una poética a caballo entre expresionismo y pérdida de figuración. Poética y bella.
Escultura de José Toledo. La búsqueda de la belleza a través del inmenso vacío del mundo. La encuentra en la vitalidad del representado, tallado a través de una gubia. Un diálogo matrimonial sumamente enriquecedor. Me imagino al escultor modelando, buscando ese equilibrio entre el vacío y la forma que la madera iba tomando…hasta transformarse en este corredor. Admirable el escultor de madera, desde los tiempos de Lucio Muñoz lo he pensado…y marca de fábrica de los grandes artistas.
Tras esta muestra vino Juan Terreros, un artista multidisciplinar, en quien la fascinación por los nuevos lenguajes pictóricos creció de modo exponencial a los cambios sociales y económicos que experimentó la sociedad en que le ha tocado vivir.
Terreros ha sido cubista, ha experimentado con el lenguaje pictórico y metafísico de Chirico, con sus personajes anónimos, atemporales, ha coqueteado con cierto automatismo a la manera de Gordillo, todo ello dominando la técnica el relieve y la escultura. Su inquietud cultural y sus viajes con motivo de su trabajo de embajador, han enriquecido su trayectoria artística.
Dos de sus obras expuestas en Orfila. Pincelada pastosa, palabras escritas en el lienzo, como hacían algunos futuristas italianos, cromatismo vibrante, conforman el lenguaje del autor en estas obras.
Tras Terreros llegó la escultura de José Ponte, que lamentablemente me perdí. No obstante quiero dejar alguna de sus obras aquí.
Se expresa con personalidad a través de la nobleza de la madera y la energía del hierro.
Y ayer se estrenó la muestra de Carmen Bermúdez. Paisajes andaluces y desnudos. Impresiona la doble vertiente de una artista casi naif (recuerda vagamente a Rousseau) en sus minuciosos paisajes, plenos de luz y color, y ciertamente estáticos, donde no se percibe la atmósfera, pero sí la sutileza en la pincelada, aplicada de forma suave y contenida, y una radiante luz en toda la extensión del lienzo. Lienzos llenos de la poesía que la misma autora escribe, dentro de su faceta literaria. Y sus desnudos gozan de la precisión de esta maestra, en sus múltiples posturas y encuadres.
La serranía de Jaén, a través de los ojos de Carmen.
Todo un despliegue de arte y buen gusto que disfrutamos gracias al trabajo que realiza Antonio Leyva desde esta galería de prestigio. Desde aquí le doy mi más sincera enhorabuena, y les deseo que prosigan sus éxitos a través de su buen hacer y el excelente criterio a la hora de escoger sus artistas.