Junio es un mes maravilloso, al menos para mí. Pese al cansancio del fin de curso es cuando vine al mundo, y además, nos brinda generoso todo un abanico de expectativas para el verano.
Ya es tradición, desde 1711 que la tercera semana de dicho mes se celebre en Inglaterra la carrera de caballos más importante del mundo, a saber, Ascot. Hagamos historia.
En un mes de agosto de 1711, el día 11, se celebró la primera carrera en el célebre hipódromo británico de Ascot. Fue la reina Ana quien vió en sus laderas un potencial inmenso para el galope de caballos.
Una antigua imagen de la tribuna real de Royal Ascot
Desde entonces la carrera está estrechamente ligada a la Familia Real británica, por estar a seis millas del Castillo de Windsor, y ser propiedad de la Corona.
Aquellos tiempos iniciales en que corrían caballos utilizados para la caza.
Sólo los miembros de la más selecta sociedad eran admitidos en el Hipódromo, ya que la exclusividad es. desde sus orígenes, marca de fábrica de las Reales carreras. La distinción era la nota predominante, y desde sus inicios, existía la pugna (avivada con el paso del tiempo) de ver que dama iba con más prestancia a las carreras. Era su carta de presentación, ya que ahí se fraguaban relaciones ventajosas.
Curiosa imagen de Agatha Christie en las carreras de Ascot
Son distintas las opciones disfrutar de Ascot pero básicamente se centran en 4 categorías, de menor a mayor: Silver Ring, Grandstand, Boxes y Royal Enclosure. Y cada una exige su ritual . Empecemos por la última:
La Royal Enclosure dispone de una entrada privada y cuenta con zona diferenciada en el exterior, a pie de pista, e igualmente en el interior. Chaqué (“morning coat”)y sombrero para ellos, tocados (“fascinators”) y vestidos discretos para ellas, se requieren en una zona en donde se ubica el Palco de la Familia Real.
Las otras categorías: boxes, grandstand y Silver Ring requieren una etiqueta menos rigurosa, pero dentro de l decoro y la discreción.
Hoy por hoy Ascot es el mayor acontecimiento de índole social de Inglaterra. Miembros de Casas Reales y los más altos mandatarios se dan cita obligada en el acontecimiento que tiene el gran poder de convocatoria de reunirles, para que, al galope de los pura sangres, encuentren el cauce adecuado para dirimir asuntos de distinta envergadura.
No puedo dejar de citar en Ascot al más famoso Pigmalión de la historia del cine, Rex Harrison, que en la piel del profesor Higgins presenta, como prueba de fuego ante la encopetada sociedad británica a su pupila, Eliza Doolittle, encarnada en la maravillosamente elegante Audrey Hepburn, en este exclusivo y refinado enclave.
¡Qué mujer! Aprobó la prueba con nota, como es lógico.
Lo barroco, lo Pop, lo transgresor…todo tiene su cabida en el escaparate mundial de la sombrerería y el tocado. Esa es la magia de Ascot.
Las apuestas son vitales en jornadas que duran 10 horas. conviene controlar el tema del alcohol, ya que con el juicio nublado puede uno apostar indebidamente.
Está presidido por la reina Isabel II y varios miembros de la familia real británica. Todos llegan en una carroza especialmente diseñada para el acto.
Una regia llegada al recinto, como corresponde.
Terminamos con estas impresionantes imágenes. Lo del decoro aquí…es otra historia. Espero que os haya entretenido.