Con la pintura etrusca se inicia una larguísima y brillante historia: la de la pintura italiana.
En las paredes de las sepulturas subterráneas de Tarquinia, Chiusi y Orvieto se han hallado frescos etruscos de los siglos VI y V, muy bien conservados. Los temas más frecuentes de los frescos desde 550 hasta 540 son la danza, los banquetes, los ejercicios ecuestres y los deportes.
Atletas. Dos personajes luchan ante la pila que tal vez haya servido para sus abluciones. Para las pinturas se hacía un dibujo inciso en el muro que se coloreaba. Siglo VI a.J.C. Museo Arqueológico de Tarquinia
Posteriormente, los temas relacionados con el más allá. Tal vez haya en eso una consecuencia de la decadencia etrusca y del ascenso de la dominación romana.
Relieve de un cipo funerario. Las amplias tumbas etruscas parecidas a las casas estaban decoradas con frescos de diversos temas: juegos, danzas, banquetes. Siglo VI-V a.J.C. Tarquinia. Tumba de los augurios.
En estos frescos figuran figuras inquietantes, demonios que remiten a juegos fúnebres, ritos esenciales del paso hacia la muerte. Los frescos que adornan la necrópolis de los Monterozzi, en Tarquinia, ya eran conocidos desde el renacimiento.
Bailarina. Las pinturas murales de las tumbas etruscas son de técnica bastante rudimentaria, aunque destacan por su colorido y por el movimiento y la sensación de vida que se desprende de ellas. 550-520 a.J.C. Tarquinia. Tumba de las leonas.
Entre 1820 y 1892 se descubrieron muchos más. Desde hace unos treinta años se han producido otros descubrimientos gracias al sistema ideado por el ingeniero milanés Carlo María Lerici, que consiste en introducir un periscopio orientado hacia abajo.
Sarcófago con una pareja de esposos. Estatua de terracota inspirada en el arcaísmo griego, aunque de estilo más simple y depurado. La muerte era esencial para los etruscos, el momento esencial de la vida, un tránsito que debía cumplirse como una fiesta. La mujer estaba situada en el mismo plano que el hombre. Hacia 520 a.J.C. Museo Villa Giulia, Roma.
Este método permite observar y fotografiar el interior mediante una sonda provista de una máquina fotográfica y evita las excavaciones innecesarias, como en Tarquinia, donde sólo un 2% de las tumbas está decorado.
¡Confío en que os haya resultado interesante!