Hoy nos aproximaremos a esta singular edificación, de la que hemos oido hablar últimamente en las noticias.

Desde una esquina de la fachada del edificio en ruinas, envuelto en redes de protección, de Marqués de Riscal 7, se pueden ver los restos del fronntón Beti-Jai, el último de los frontones «industriales» (construidos en el siglo XIX, durante el período de auge y explotación comercial de la pelota vasca, con el fin de satisfacer la gran demanda del público) en el mundo.

El Beti-Jai es también el único frontón de pelota vasca en Madrid y el único ejemplo de arquitectura deportiva del siglo XIX en la ciudad.
El Frontón Beti- Jai era lujoso, con zócalos de cerámica de estilo andaluz, detalles neomudéjares, dotado de una gran gradería de hierro con capacidad para 4000 personas y una cancha de 67 metros donde se podían jugar todas las variedades de pelota vasca, un juego que curiosamente en España llegó a ser más célebre que el fútbol, por lo menos durante el siglo XIX y buena parte del XX en sus inicios.

El Frontón Beti-Jai, que en euskera significa «siempre fiesta» empezó a construirse en 1893 por encargo del empresario José Arana. Él quería un Frontón a imagen del Beti-Jai de San Sebastián, pero mejorado, más grande y construido con los materiales más modernos de la época. El encargo recayó en el arquitecto Joaquín Rucoba, también autor del Teatro Arriaga y el Ayuntamiento de Bilbao, y fue inaugurado el 29 de abril de 1894 con todos los honores.

Entre otras dependencias contaba con salones de descanso, vestíbulo principal, contadurías, taquilla, enfermería, cafetería, habitaciones para los deportistas y despachos para la administración. En su momento se convirtió en un lugar de encuentro para la burguesía madrileña.


El Frontón Beti-Jai cerró sus puertas en 1919, y a partir de entonces fue utilizado para fines diversos. Fué comisaría, taller de coches e incluso local de ensayo para una banda falangista.
El pasado junio, tras completar la primera fase de consolidación de las estructuras, las cubiertas y los muros, el Ayuntamiento convocó un concurso de ideas. La propuesta ganadora, «Bizitza Berria»(realizada por Javier Coronado y Amelia Rodríguez, con René Martínez como colaboradora), responde a la idea de «mínima intervención» en el edificio protegido y ofrece «la máxima versatilidad para albergar cualquier tipo de uso asociado»

¡Deseando que se materialice pronto!