Hoy nos aproximamos a la actual sede del Ministerio de Cultura. Empecemos:
La Casa de las Siete Chimeneas es una de las pocas casonas del siglo XVI que todavía pertenece en pie. Actualmente es la Sede del Ministerio de Cultura, pero hasta hace poco menos de un siglo una leyenda negra planeaba sobre este edificio.
Se dice que allí vivió una hija legítima de Felipe II. Supuestamente la joven contrajo matrimonio con un capitan que a las pocas semanas de la boda falleció en la Batalla de San Quintín.
Meses después la viuda murió de pena, o tal vez asesinada (nunca se esclarecieron las causas de su fallecimiento).
La parte escabrosa de la historia es que, al parecer, la viuda fue emparedada en una de las habitaciones de la casona, y que los siguientes habitantes nunca dejaron de oir los pasos de la difunta.
Poco tiempo después, los vecinos aseguraron ver a una mujer ataviada con ropajes blancos y vaporosos con una antorcha en la mano.
La Casa de las Siete Chimeneas fue construida entre 1574 y 1577 por el arquitecto Antonio Sillero para Pedro de Ledesma. En 1583 fue adquirida por el comerciante genovés Baltasar Cattaneo, quien realizó las primeras modificaciones y ampliaciones, como el tejado a cuatro aguas y las curiosas siete chimeneas, una por cada habitación.
Hasta 1716 perteneció al doctor Francisco Sansi y Mesa, y al mayorazgo de la familia de los Colmenares. Luego pasó a ser posesión de los condes de Polentinos.
Debido a su condición de «vivienda para nobles»- en su día también perteneció al marqués de Esquilache-, la casona sufrió diversas remodelaciones.
Durante el siglo pasado fue sede de distintas entidades bancarias, pero ni las remodelaciones de cambio de dueño han borrado la leyenda del espíritu de una mujer que merodea por las siete chimeneas.
¿Una curiosidad? En la fachada del número 8 de la calle del Barquillo se pueden ver unos montruos, mitad hombre mitad pez, que parecen soportar sobre sus espaldas el peso de los balcones.
El edificio es obra de José Urioste y Velada, quien en 1904 recibió el encargo de construir un palacio para Adolfo Rúspoli y Godoy, duque de Sueca y de Alcudia. Seis años después Urioste-quien también realizó el ensanche de la Gran Vía- terminó esta casa palacio de planta cuadrada, con dos viviendas independientes que daban a un patio central rectangular.
¡Espero que os haya gustado!