En esta época fría del año se acercan las fechas del Carnaval, costumbre instituida en todo el mundo, con sus características diferenciadoras según el lugar del orbe en que nos encontremos, pero…¿Cuánto sabemos de su origen real? Trataré de realizar una aproximación en estas líneas.
El carnaval es una fiesta que se celebra tres días antes de la Cuaresma. La palabra, si nos atenemos a la etimología, proviene del latín. Viene de «carne» (carne) y «vale» (adiós). Se refiere, pues, a la despedida de la carne por los ayunos y abstinencias de los siguientes 40 días. Es decir, es una fiesta para satisfacer las necesidades de la carne para poder quitarla de la mente, y así poderse dedicar teóricamente al espíritu en la época cuaresmal.
También se ha querido ver un origen más pagano al carnaval, como las fiestas dedicadas a Baco, el dios del vino, o incluso las realizadas en honor del toro Apis en Egipto
El triunfo de Baco, por Velázquez
El toro Apis en procesión.
También hallamos conexión de esta fiesta con la tradición indoeuropea, en concreto en las fiestas dedicadas al dios Karna, que aparece en el Mahabarata como ser humano. Sea como fuere, parece que hay un tipo de festividad en todo el mundo interconectada entre si, y que alude a un carácter lúdico.
Aunque el carnaval actual más conocido y difundido sea el de Río, yo quisiera centrarme en el de Venecia. Este surge a partir de una antiquísima tradición de 1296, aunque alcanza su máximo esplendor en el XVIII. A él acudían viajeros y aristócratas de toda Europa, seducidos por los encantos de una ciudad tan poderosa como fascinante, en pleno apogeo político y mercantil.
El carnaval veneciano lo instituye oficialmente el secretario del Dux, Christopher Tolive. Pensaba que era necesario algo que uniera a la nobleza de este país con la gente corriente. Durante años fue vía de escape para que los ciudadanos eludieran al gobierno veneciano. También oportunidad de oro para que los piratas raptasen a mujeres casadas con disfraz y todo. ¡Todo era posible durante aquellos días!
¿Sabías que Napoleón durante su ocupación de Venecia los prohibió? Temía que entre los disfraces se fraguaran conspiraciones contra él. Hasta el siglo XX no fueron restablecidos de modo oficial.
¿Qué decir de los disfraces?. Son un prodigio de refinamiento. Aún hoy en día se copian los disfraces de las obras de arte, para mantener la fidelidad a los modelos dieciochescos. Su principal característica es la profusión en la decoración de los mismos, en sedas, bordados, apliques.
Pero las reinas absolutas son las «maschera nobile«, unas caretas blancas con ropajes bordados de seda negra y sombreros de tres puntas, y que perviven así, pese a que ya se ha introducido más color en su realización.
Diez días mágicos en que los venecianos se pasean por las calles de la ciudad, en que los cuentos están presentes, en los que la fiesta se realiza también sobre las románticas góndolas en el agua.
Yo estoy deseando pasar la magia del carnaval en Venecia. ¿Nos escapamos?