UNA SEMBLANZA DEL ART DECÓ

El modernismo, el Art Nouveau y el Art Déco me fascinan de modo irremediable  Con motivo de la exposición que se inaugura la próxima semana en la Fundación Juan March, la cual estoy ávida por disfrutar, del tercero de los estilos anteriormente mencionados, el Art Déco, me he decidido a explorar un poquito en los orígenes de este estilo maravilloso.

Lo primero que hay que destacar es que se circunscribe al ámbito de las artes decorativas, que su radio de acción estuvo en Europa y Estados Unidos, y que se desarrolló en el período de entreguerras. Motivos geométricos y vegetales inundaban los diseños en mobiliario, la moda, las joyas, el cine, con gran profusión ornamental.

 

Las formas en que se encuadraban eran casi siempre el cubo, la esfera, la línea recta, y el característico ziz-zag . A mí me entusiasma la variedad de temas en que estos motivos se veían: animales como gacelas y galgos,  flores, y cactus o palmeras,incluso elementos de las culturas prehispánicas en materiales como el ébano, el palisandro, las conchas de carey de las tortugas que embellecían tanto la arquitectura, como el mobiliario, los botes de perfume…

La eclosión del estilo déco tuvo lugar en la Exposición Internacional de ares decorativas e industriales modernas que se celebró en París, a lo largo del Sena, en mayo de 1925. Los parisienses y cuantos turistas estaban allí pudieron admirar en ella las gabarras (embarcaciones) decoradas por el modistas Paul Poiret, todo un revolucionario en el sector de la moda, y el pintor Raoul Dufy, el cronista amable en clave de fauvismo de la vida parisina y francesa de la época ( no os perdáis la muestra que de él hay en el Museo Thyssen estos días).

 

 

Gabarras Paul Poiret

Modelo de Paul Poiret

Motivo decorativo de Paul Poiret para vestidos

Interior de la Exposición, decorado por Dufy

Todas las formas de creación artística se hallaban representadas. De todas ellas destacó, como no podía ser de otro modo el sector del mueble. En torno al ebanista Rulhmann, heredero de la escuela de Nancy se aglutinó la créme de la créme del alto diseño, como los decoradores Leleu y Bruhns, Lois Sognot, el ebanista Dominique, Maurice Dufrene, o Jean Dunand, entre otros. Ellos representaban la tradición francesa de la elegancia y la más alta calidad

Uno de los maravillosos pabellones que albergaron la muestra

Unas muestras de las exquisiteces de Ruhlmann, francés de ascendencia alemana

Espejo de Leleu, la influencia oriental en la utilización del ébano es más que evidente

Elegantes banquetas de bar de Sognot

Piano Déco de Dominique

Mueble- bar de Dufrene

Mueble de Dunand

 

Las líneas de sus obras eran sobrias, pero las materias -madera, tejido, vidrio, porcelana de Sévres- eran preciosas.

Una tendencia más moderna, también presente en la Expo, en la línea de la Bauhaus alemana, se interesó más por los objetos de uso cotidiano: las cocinas y los cuartos de baño. Sus representantes diseñaban artículos destinados a ser reproducidos en serie, precursores del diseño industrial.

Algunos detractores (siempre los hay) deploraron la ausencia el la Exposición de figuras como Bracque, Picasso o Léger, en vez de los cuales se prefirió, por darle un aire más moderno e innovador a Tamara de Lempicka, o Van Dongen

Tamara de Lempicka

Van Dongen

La exposición dió origen al estilo art déco, que dejó viva impronta en el grafismo, la moda, las joyas, la orfebrería…incluso en los frascos de perfume como el de Shalimar, de la casa Guerlain

 

Las influencias del mundo de la alta moda, de Egipto, el Oriente, la África tribal y de los Ballets Rusos de Diaghilev consolidaron el estilo del glamour dentro de una modernidad atrevida sin precedentes. Estoy deseando visitar la muestra de la Fundación Juan March. ¿Os venís conmigo?