Ayer vivimos una de las experiencias más asombrosas y espectaculares que he tenido la suerte de disfrutar. Se podrían escribir tantas cosas acerca de este magnífico encuentro que espero tener el tino suficiente para haceros vivirlo como si hubierais paseado con nosotros por las nubes.
La jornada comenzó a las 5.00 de la mañana, hora en que había sincronizado el despertador. Para viajar en globo hay que aprovechar las primeras corrientes de aire, las del amanecer, así que había que estar a las 7.20 en el punto de partida en Segovia. Nervios y emoción se concentraban a partes iguales en mi mente que, inquieta, no dejaba de hacer suposiciones durante la breve noche. La experiencia superó con creces mis expectativas, como narraré a continuación.
Tras un viaje sin contratiempos, pilotado con mano maestra por María Rubio llegamos al punto donde los globos estaban siendo preparados. A las órdenes de Cristian Biosca, Andrés Biosca y José Luis Calderón, auténtico trío de ases, la empresa Siempre en las nubes nació en 2008 al calor de la mente visionaria de estos emprendedores, que aúnan profesionalidad, buen hacer y una pasión por lo que hacen que se contagia al instante. El momento del despegue fue mágico, y en menos de lo esperado ya estábamos sobrevolando los campos segovianos que, en ese primaveral día, se nos brindaban generosos, tapizados de belleza y sosiego.
Si una palabra define perfectamente el estado que nos invadió a todos esa es paz. La travesía se nos antojó muy corta, y tras un aterrizaje en un campo al lado de unos caballos intrigados, y recoger y plegar el globo, Cristian nos contó la historia que ha hecho el milagro posible:
Los hermanos Montgolfier realizaron la primera demostración pública de su nuevo invento el 4 de junio de 1783 en Francia. Su sueño de llegar hasta el cielo se hizo realidad. La idea del globo aerostático comenzó a gestarse cuando los hermanos estaban sentados frente a una fogata. Notaron que el humo elevaba una sábana que tenían sujeta entre los dos, probando después con una enagua femenina, y pensaron en la oportunidad de aprovechar dicha cualidad
Joseph y Jacques Montgolfier lanzaron su primer modelo en septiembre de 1782. El vuelo inicial demostró que su teoría estaba en lo cierto. El 4 de junio de 1783 realizaron una demostración pública con un globo aerostático de diez metros de diámetro en un mercado francés. Estaba construido con tela y papel.
Más de 130.000 personas quedaron anonadadas cuando en septiembre del mismo año volvió a volar y la corte francesa presenció el momento. Un gallo, una cabra y un pato fueron sus tripulantes. Debido al miedo que tenían de que el ser humano se quedara sin oxígeno en el aire los primeros humanos con quien probaron fueron reclusos. A raíz del éxito se popularizó uno de los sueños más antiguos del ser humano: volar.
Tras cumplir la tradición de degustar un buen champagne, (cava en este caso) acompañado por diversas viandas, que nos supieron a gloria, dado lo lejano que teníamos el desayuno, comenzó la charla con el invitado de excepción: Joaquín Araujo. Equilibrio, carisma, cercanía y una gran calidez definen a un hombre que, aparte de la enorme trayectoria profesional que avala a uno de los mejores en su campo, generan a su alrededor una empatía que cautiva desde el minuto cero. Pongámosle cara en primer lugar
Es el único español que ha sido galardonado con el prestigioso Premio Global 500 de la ONU, que en 1991 le entregó el mismísimo rey Gustavo de Suecia, uno de los muchos que ha recibido a lo largo de su brillante travesía vital. Naturalista, autor de diversos libros, columnista de renombre en distintos medios de comunicación, y además poeta, yo le definiría como un humanista del siglo XXI.
Joaquín nos habló de naturaleza en una conversación que fluía como la vida del campo en que estábamos situados, de su experiencia al lado de Félix Rodríguez de la Fuente, de que la naturaleza y su cuidado no es ni será una moda nunca. De vez en cuando se nos cruzaba un ave, que él, prismáticos en mano nos identificaba sin pestañear: buitres leonados y milanos parecían querer formar parte de su charla. Política y naturaleza no andan de la mano en los últimos tiempos, ya que en el programa de medio ambiente del actual gobierno la palabra árbol aparece una vez, la palabra naturaleza nunca, cosa chocante. Entre otras cosas comentó que en España no se recicla, se separa, y recalcó la importancia de que cada uno ponga su granito de arena en respetar la biodiversidad, y que no esté reñido con la tecnología, en cuyo nombre habló Mery, la responsable de Dyson, uno de los patrocinadores del encuentro, y que se encontraba entre nosotros. Huelga decir que la camaradería que se generó en torno al cava, los globosy los participantes fue maravillosa.
Nos trasladamos después a Fuentidueña, en compañía de Susana, responsable del Patronato de Turismo en Segovia, otra de las entidades patrocinadoras del evento, y en el autobús nos obsequió con un vídeo de la ciudad y unos interesantes folletos ilustrativos.
Allí en un espacio de productos ecológicos llamado Vino y mimos, nos esperaba un matrimonio barcelonés Alberto y Beatriz, que ha decidido echar raíces allí. Tras una enriquecedora vuelta por el pueblo, convertido en el siglo XIII en Comunidad de Villa y Tierra, y situado a orillas del Duratón, y del que podemos destacar las Iglesias de San martín y San Miguel, y la impresionante labor realizada en el Palacio de los Condes, posada reconvertida a partir de las trazas de una vieja capilla; nos trasladamos a su local a realizar una original cata del vino autóctono, con canapés de limón y azúcar moreno.
Partimos de allí al lugar donde comimos: las Bodegas Zarraguilla en Sacramenia, donde fuimos obsequiados con ensaladas, morcilla, revueltos y un cordero que quitaba la respiración de lo bueno que estaba. Allí, a los postres, en un emotivo acto Cristian nos obsequió con nuestro bautismo en vuelo en globo en forma de diploma, y un libro escrito por él. Y Joaquín brindó con todos nosotros.
No queda más que agradecer a Ana Zuazo, que consigue con su tesón y trabajo que cada Encentro brille con luz propia, a Marian Rosado y Alejandra Sanz, sus colaboradoras, a Joaquín Araujo, todo un descubrimiento, a Cristian y su equipo, a Dyson, a Vino y Mimos, a Bodegas Zarraguilla y al Patronato de Turismo de Segovia. Entre todos conseguisteis una fantástica cuadratura del círculo.
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