Hace pocos día admiré por segunda vez la magnífica muestra que sobre el fundador del expresionismo alemán alberga la Fundación MAPFRE.
Es la retrospectiva más ambiciosa que jamás se ha realizado sobre la figura de Erns Ludwig Kirschner, y para mi sorpresa , también se exhiben sus obras fotográficas, faceta del artista que era desconocida para mí.
¡Cuántas veces habré explicado en el Thyssen el cuadro Fränzie ante una silla tallada! ¡Y qué maravillosa me pareció la niña contemplada en una fotografía de la muestra! He realizado una fotocomposición entre la fotografía y la particular visión de Kirschner sobre ella que paso a compartir con vosotros a continuación.
La cara de la niña la pinta de verde. En ese momento para él dicho color era el color de lo monstruoso; decía que los dragones, seres horrendos de la literatura fantástica, eran verdes. ¿Y acaso, si nos fijamos en la realidad cinematográfica, Hulk, o el mismo Shrek no son del mismo color?
La niña estaba abocada a vivir en la calle si no tenía un golpe de fortuna que cambiara su vida. De hecho ya posaba desnuda para el con el fin de agenciarse unas monedas, ya que era pobre. El la veía ejerciendo la prostitución en el futuro. De ahí esa gama estridente y chillona que la acompaña.
¿Y esos labios prominentes y tan rojos? ¿Acaso no preconizan es oscuro futuro también?
El mismo respaldo de la silla parece una figura de un monstruo.
La niña a la izquierda, la imagen que de ella tuvo Kirschner a la derecha.
Tenemos que investigar un poquito en este movimiento que fundó con otros tres compañeros denominado Die Brücke. En el nombre les inspiró, entre otros Friedrich Nietzsche que decía:» La grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta; lo que del hombre se puede amar es que es un tránsito, y no un ocaso»
Dresde fue el lugar de gestación del movimiento. En 1900 comenzó a moverse en dirección a la modernidad con pasos cautelosos. El espíritu de la Secesión venía agitando los áimos desde 1895 aproximadamente. Muchos paisajistas se alinearon entre las filas del impresionismo alemán.
Era un periodo-puente, una transición. en el rechazo salvaje a la historia y a la fe ciega en el futuro, despuntó el «siglo de los extremos» y con él la era heroica del arte moderno.
En ese caldo de cultivo, imprescindible de conocer para entender la estética expresionista, un 7 de junio de 1905 cuatro estudiantes de arquitectura, el mayor de los cuales acababa de cumplir 25 años, mientras que el menor aún no tenía 22, irrumpieron en el mundo artístico con el nombre de «Brücke». El nombre al parecer lo sugirió Schmidt- Rottluff. Dicha palabra según él era polisémica y no implicaba ningún programa, pero en cierto modo les conduciría de una orilla a otra.
Ellos eran:
- Ernst Ludwig Kirschner (1880-1938)
- Erich Heckel (1883-1970)
- Fritz Bleyl (1880-1966)
- Karl Schmidt- Rottluff(1884-1976)
Simultáneamente surgieron en París las explosiones de color de Matisse, Derain y Vlaminck, que fueron presentadas en el Salón de Otoño de París , donde recibieron el despectivo apelativo de «fauvistas»
Una de las obras de Matisse
Para ellos era necesario obtener una voluntad artística propia, extrayéndola del salvaje estudio del natural.
Comenzaron sus prácticas colectivas reuniéndose una vez por semana, llevando a la práctica el deseo de dibujar copiando un modelo vivo, no a la manera académica, sino como el «desnudo del cuarto de hora»; nació, pues, del espíritu del dibujo y de un campo energético de vibrantes efectos alternos.
Una de las obras iniciales.
En estas primeras épocas estuvieron fuertemente influenciados por la controvertida figura de Van Gogh, con sus pinceladas pastosas y serpenteantes, y ese tímido comienzo de la descontextualización del color. De hecho Nolde les decía «deberíais llamaros, en vez de Brücke, vangoghianos»
Tras ello se trasladó a Berlín, donde vivía en un estrecho tenducho, que servía de taller, cuarto de estar y dormitorio. Allí pintaba con sus compañeros del grupo, mientras bailaban con artistas de circo africanos.
Es la época de máximo optimismo en Kirschner, que decía «es una feliz casualidad que se reúnan tantos talentos»
Máscara de Costa de Marfil.
El bullicioso Berlín y sus contrastes influyeron en su obra, en la que hay rasgos cubistas también, dentro de perspectivas anatómicas imposibles en ese mundo del placer nocturno, pintado por él hasta la saciedad
Una escena bulliciosa berlinesa. la mujer de rojo habla a través del color de la «profesión» que desempeña.
El exotismo propugnado por Gauguin, que marchó a Tahití en plena producción pictórica en busca de una cultura sin convencionalismos, les impactó también fuertemente. De ahí la primera búsqueda de su «paraíso terrenal» que Kirschner ubicó en la suiza localidad de Davos
Lo vibrante de la gama cromática de la composición habla del sentimiento del pintor.
El siempre dijo» el ritmo, el murmullo de los colores, eso es lo que siempre me cautiva y absorbe»
Pero las nubes de la I Guerra Mundial se cernían amenazadoras sobre el horizonte. Kirschner es llamado a filas, cosa que le desestabilizó hasta el punto de ser declarado inútil para el servicio, y ahí comenzarían sus paranoias. Peregrinó por varios psiquiátricos, donde retrataría a médicos y cuidadores, y estudiaría la producción pictórica de los enfermos mentales.
Entre estancia y estancia vivía en Davos, que fué plasmado en multitud de ocasiones.
Pasó el tiempo y una nueva amenaza surgió en la figura de Hitler, que mandó retirar muchas obras del artista de los museos, denominando a este arte «degenerado», llegando a quemar muchas de ellas. El hondo dolor causado en Kirschner por esta destrucción cruel era «a buen seguro similar al experimentado al perder un hijo» decía él mismo.
Bosque en Davos.
Incapaz de resistir la presión, Kirschner se descerrajó un tiro en su sien en un bosque de la localidad suiza que tan buenos ratos le hizo pasar.
La exposición es maravillosa. Os invito a descubrirla, si no la habéis visitado.