LA REINA ROJA, UNA HISTORIA SOBRENATURAL DEL PALENQUE

Siempre me han fascinado las historias relacionadas con la arqueología. Hasta ahora me había centrado más en las que atañen a Egipto, los Iberos, y demás pueblos relacionados con culturas más cercanas.

De todos modos siempre he sentido que carecía de conocimientos acerca de las culturas prehispánicas en el Nuevo Continente, apasionantes para mí por lo desconocidas y por ese aura de misterio, de misticismo trascendental que las ha acompañado siempre.

Es por eso que la historia de la Reina Roja me ha hecho profundizar un poquito en su historia, sumida en una leyenda digna de ser escrita por algún arqueólogo o novelista.

Hasta hace poco, el rompecabezas sobre la identidad de la Reina Roja era casi tan complejo como su máscara funeraria de 280 piezas de jade. A la luz de estos datos, un equipo de antropólogos forenses, bioarqueólogos, historiadores y genetistas se propuso resolver el misterio y llegó a conclusiones provisionales.

En este lugar la encontraron.

A primera vista, del análisis de los restos óseos de la mujer, cuya estatura era de 1,54 metros –alta para aquella época–, se concluyó que el hecho de haber encontrado los tobillos muy juntos indicaba que primero fue amortajada. Además, tenía el cráneo deformado –rasgo que compartía con la mayoría de la población enterrada en la antigua ciudad de Palenque–, lo que se había logrado utilizando un aparato cefálico a base de vendas y tablillas constrictoras.

Era el 1 de junio cuando, al deslizar esta tapa la encontraron.

En cambio, los otros dos acompañantes, hallados a su lado, que estaban libres de cinabrio, fueron fechados entre los años 620 y 680. Ahora que se conocía una fecha, se necesitaba establecer si había un parentesco con Pakal II.

¿Quién era Pakal II ? Pues el más conocido de los Señores de Palenque, por los niveles de esplendor y sofisticación que alcanzó B’aakal durante su gobierno, así como por su tumba, considerada uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de América.

File:PacalII.jpg Pakal II

Esto deja como candidata a la esposa del gobernante, quien murió en 672. También concuerda el número de hijos que tuvo, según las inscripciones halladas en la tumba de Pakal, con el avanzado estado de osteoporosis del cuerpo y la edad que tenía al morir, unos 60 años.

Una excelente reconstrucción facial hecha por la asesora del FBI Karen Tay lor, quizás la mejor artista forense del mundo, sacó a relucir el asombroso parecido de la Reina Roja con los frescos que retratan a Tzakbu Ajaw en el templo de Pakal, que además la describen como un personaje influyente en cuestiones políticas.

Encontraron cantidad de piedras y conchas verdes que, al ser reconstruidas conformaron esta máscara.

Unos cien años después de la muerte de la Reina Roja, Palenque y el resto de la civilización maya clásica caía en una inexplicable e irreversible decadencia. Un desastre ecológico unido a las guerras y luchas dinásticas fueron los culpables del éxodo de las grandes ciudades mayas. Palenque fue probablemente abandonada a comienzos del siglo IX, cuando se detienen todos los registros sobre construcciones y dinastías, y cuando la selva trató de borrar la identidad de la Reina Roja.

Trece siglos después, en 1994, una joven arqueóloga se encuentra boquiabierta ante un sarcófago con los huesos femeninos que ha ayudado a descubrir. Cubiertos del polvo metálico de cinabrio usado por los antiguos mayas, los huesos han adquirido un color rojo vivo, como si en la muerte quisieran aún evocar la sangre de la vida.

El fascinante cráneo con su corona.

Una colección de más de mil piezas –collares de jade, perlas, agujas de hueso y conchas– cubre y rodea el esqueleto. Y en los extremos del sarcófago, dos cuerpos más –un adolescente y una mujer–, que se supone que fueron sacrificados para acompañar a la mujer en el viaje final.

Surge, inevitable, una hermosa leyenda que acompaña a su descubrimiento.:

«Una mujer se pasea por los templos de piedra de la ciudad maya de Palenque, en medio de la jungla de Centroamérica. Viste un traje adornado con botones de malaquita, y en la cabeza, cuyo cráneo ha sido deformado dolorosa y ritualmente desde su niñez, lleva un tocado de largas plumas de quetzal. Su nariz es curva y su rostro firme, pero tiene la mirada triste: su poderoso imperio, cuyos cientos de edificios escalonados destacan en la selva de la neblina del amanecer, está sumido nuevamente en la crisis. Sabe que esta vez serán necesarios todos los esfuerzos de su marido, el gran gobernante Pakal II el Grande, y de sus tres hijos para restablecer el orden y acabar con los codiciosos enemigos. Pero también es consciente de que ella no vivirá para ver el reino en toda su magnificencia. Los dolores de huesos y dientes, causados por la osteoporosis, y los abscesos son insoportables, y los constantes partos han hecho mella en su frágil cuerpo. Su muerte es llorada por todo el imperio y su marido ordena lo que hasta ahora había sido algo sin precedente entre los mayas: sepultar a una mujer dentro de un sarcófago, en un templo. Es el año 672.»

Espero que os resulte tan interesante como a mí. Un saludo y buenos días!