LA SEDA, ESE TEJIDO MARAVILLOSO

Desde que tengo uso de razón el mundo de los tejidos siempre ha ejercido sobre mi una fascinante atracción. Son esenciales para dar al ser humano la apariencia soñada, convirtiéndole en aquello que desea. Hoy quiero hacer una semblanza de la seda, un mágico material que siempre ha sido objeto de atracción para todos. Hagamos un poco de historia:

Según una leyenda, una oruga divina regaló al Soberano Amarillo victorioso Taizong, el más grande de los soberanos Tang, un rollo de tela que había tejido. Dicha tela, desconocida hasta entonces, era tan ligera como una nube, y tan lisa como el agua. Leizu, su esposa, reprodujo aquel tejido maravilloso criando gusanos de seda, que alimentaba con hojas de morera, el árbol en el que vivía la oruga divina.

La fabricación de seda se remonta al neolítico. La hembra pone de 500 a 600 huevos a finales de junio. En abril la larva se transforma en una oruga muy voraz, que devora las hojas tiernas. Antes de transformarse en mariposa la oruga se encierra en un capullo ovoide, formado con una tela que segrega. La secreción compuesta de dos filamentos continuos, pegados entre si mediante la sericina o «gres» constituye la seda. Al cabo de tres semanas la mariposa reblandece el extremo del capullo con su saliva, aparta los capullos y sale. Pero esta etapa ha de ser frenada, para preservar la calidad el hilo, así que se la sumerge en agua hirviendo antes de salir. El capullo produce dos o tres kilómetros de filamento blanco, de los que sólo son aptos entre 400 y 1200 metros.

¿No os parece maravilloso todo este proceso, mimado y cuidado hasta el extremo desde tiempos ancestrales? Y luego nos sorprende el precio de tamaña maravilla, pero a mi entender está más que justificado.

El Emperador lucía la seda en tono amarillo, reservado exclusivamente para él. El color y los bordados de los ropajes de soberanos y dignatarios oficiales dependía de su rango y de su grado.

Se colocaban los huevos de la mariposa en una hoja de papel de arroz húmeda, que a continuación se colgaba tendida entre dos postes, en espera de la eclosión de los gusanos, en un ambiente húmedo y tranquilo, para que la calidad fuera óptima. La máxima dificultad radicaba en matar a la oruga con humo y agua hirviendo, ya que había que disolver con máximo cuidado goma y gres, que los mantenía compactos, y coger el extremo del hilo sin romperlo

China aprovechó ese preciado material para comerciar con occidente, a  través de la ruta de la seda, a partir del siglo I, dejando boquiabierto al resto del mundo. Pero de esta ruta os hablaré en próximas ocasiones. Espero que hayáis encontrado interesante el post.
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