Desde pequeña el cuadro de Las Meninas ha ejercido una poderosa atracción sobre mí. La primera vez que acudí a verlo, acompañada por mis padres, que siempre cultivaron esa faceta cultural y artística en nosotros( dando sus frutos en mi posterior vocación), quedé impactada por esa infanta rubia de aspecto frágil, casi irreal.
Hoy quiero rendirle un tributo particular desde aquí. Espero que sea ilustrativo para los que me leéis.
Las Meninas es una de las obras de mayor tamaño de Velázquez, y es una de las obras en que puso un mayor empeño para crear a la vez una composición compleja y creíble, que trasmitiera al espectador esa sensación de vida y realidad. Pero no nos confundamos, la obra encierra una densa red de significados.
Desde que el tratadista Fernando Palomino le dedicó un epígrafe en su historia de los pintores españoles, nunca ha perdido el estatus de obra maestra. Gracias a él sabemos muchas cosas:
1. Se pintó en 1656 en el cuarto del príncipe del Alcázar de Madrid, es este, pues el escenario de la acción.
2.Se identifica fácilmente a todos los personajes: son servidores palaciegos, que se disponen alrededor de la infanta Margarita: doña Maria Agustina Sarmiento y doña Isabel de Velasco, «meninas», esto es, mujeres de corta edad que entraban al servicio de la reina.
3. Como novedad el pintor aparece en la escena que está pintando. Y lo hace con la Cruz de Santiago, propósito que acarició largamente, hasta conseguirlo gracias al rey Felipe IV.
El autor presente en la obra. Fué el primero que lo hizo.
4. Aparecen los enanos Mari Bárbola y Nicolasito Pertusato, quien, con apariencia de niño, azuza a un mastín. Detrás la dama de honor, doña Marcela de Ulloa, junto a un guardadamas,y, al fondo, tras la puerta, asoma José Nieto, aposentador de palacio.
5. En el espejo( elemento típicamente barroco) se ven reflejados los rostros de Felipe IV y Mariana de Austria; son los padres de la infanta y los testigos de la escena.
El espejo, profusamente utilizado en el Barroco, aliado del engañoso efecto visual que reflejaba
Habitan los personajes un espacio modelado, no sólo mediante las leyes de la perspectiva «científica», sino también de la perspectiva aérea, gran logro pictórico de Velázquez. Ésta se consigue de modo magistral mediante la multiplicación de las fuentes de luz.
Tiene Las meninas un significado inmediato, accesible a cualquier espectador. Es un retrato de grupo, realizado en un espacio concreto, protagonizado por personajes identificables, que realizan acciones comprensibles.
Sus valores estéticos son también evidentes: su escenario es uno de los más creíbles que nos ha dejado la pintura occidental; su composición aúna la unidad con la variedad; los detalles, de extraordinaria belleza, se reparten por toda la superficie pictórica; y el pintor ha dado un paso decisivo en el camino hacia el ilusionismo; que fué una de las metas de la pintura moderna en la Edad Moderna, ha ido más allá de la trasmisión del «parecido» y ha buscado con éxito la representación de la «vida», o animación, en la espontaneidad que se trasluce en la actitud de cada personaje.
Maravilloso detalle, prefigura la fotografía, ¿No os parece?
Pero, como es habitual en Velázquez, en esta escena en que la infanta y su séquito interrumpen lo que hacen ante la aparición de los reyes, subyacen numerosos significados que pertenecen a diferentes campos de experiencia, y la convierten en una de las obras maestras de la pintura occidental, que ha sido objeto de una mayor cantidad y variedad de interpretaciones.
Existe, por ejemplo una reflexión sobre la identidad regia de la infanta, lo que, por extensión, llena la obra de significado político. Pero también hay varias referencias importantes de carácter histórico-artístico, encarnados en el pintor o en los cuadros que cuelgan de las paredes del fondo; la presencia del espejo convierte al cuadro en una reflexión sobre el acto de ver, haciendo que el espectador se pregunte sobre las leyes de la representación sobre los límites entre la pintura y la realidad, y sobre su propio papel dentro del cuadro.
Es esa riqueza y variedad de contenidos, y su compleja composición y diversidad de acciones la que hace de Las Meninas un «retrato» en que debido a las estrategias que utiliza en él Velázquez se persiguen unos objetivos que lo trascienden…
Quede constancia pues, del profundo respeto que me merece Velázquez. Hoy día millones de turistas japoneses y chinos se agolpan alrededor a la caza de la mejor instantánea. Se lo merece, ¿No creéis?