Buenas tardes:
Os emplazo el domingo próximo a dejaros seducir por todas aquellas maravillas pompeyanas que quedaron sepultadas bajo el Vesubio.
El domingo disfrutamos en el Museo Reina Sofía de una muestra a todas luces imprescindible: me refiero a la de María Blanchard, que organizan el mismo museo junto a la Fundación Botín, como no podía ser de otra forma, hablando de esta santanderina universal.
Se reivindica de este modo la personalidad y la figura de una artista que marcó profundamente la vanguardia cubista a golpe de esos retazos de su vida y sentimientos, de esos pedazos de su alma que quedaron vívidamente impresos en los lienzos que pintó.
A mi he de decir que la travesía vital de esta pintora, de esta mujer, me marca de un modo especial, me atrae de un modo subyugante, y me conmueve al mismo tiempo, por lo que estas líneas irradiarán esos sentimientos inconscientemente. Creo que cuando la conozcáis un poco os ocurrirá como a mí.
María Blanchard nace el 6 de marzo de 1881 en el seno de una familia de la nueva burguesía santanderina. La familia Gutiérrez-Cueto Blanchard; tenían ya dos hijas cuando nació: Aurelia, y Carmen; años más tarde nacería su otra hija Ana.
Siempre se movió en un medio muy culto; no en vano su abuelo fue el fundador de La Abeja montañesa y su padre de El Atlántico, prestigioso diario liberal que dirigió durante diez años.
Imagen del periódico que dirigió su padre.
María viene al mundo marcada físicamente como consecuencia de la caída que sufre su madre embarazada al bajarse de un coche de caballos. Esta deformidad condicionará desde su nacimiento tanto su destino como la devoción por su trabajo.
Su enfermedad, hace que rehuyera obsesivamente su propia imagen, por lo que apenas existen fotografías de la artista. La pluma de Ramón Gómez de la Serna nos deja su mejor descripción: «Menudita, con su pelo castaño despeinado en flotantes, tenía mirada de niña, mirada susurrante de pájaro con triste alegría». Algunas de sus palabras reflejan su propia opinión sobre su físico y su obra.»no tengo talento, lo que hago lo hago sólo con mucho trabajo» o «cambiaría toda mi obra… por un poco de belleza».
María en imagen de archivo.
El ambiente familiar, culto y refinado, habrá de influir decisivamente en su formación. Su padre le inculca el amor y el conocimiento del arte, cultivando desde su más temprana edad sus dotes para el dibujo y su extraordinaria sensibilidad.
Animada por los suyos emprende decididamente el camino del arte trasladándose en el año 1903 a Madrid donde comienza el desarrollo de su verdadera vocación. Aquí es donde primero notó el zarpazo de una sociedad cerrada, y con él sus sufrimientos.
Al año siguiente muere su padre, por lo que toda la familia decide trasladarse a Madrid, hecho que supuso para ella el necesario espaldarazo que su alma en ese momento estaba pidiendo a gritos.
Estudió en el año 1906 con Fernando Alvarez de Sotomayor y empieza a exponer en Bellas Artes. Dos años más tarde concurre de nuevo, consiguiendo tercera medalla de pintura con la obra Los primeros pasos. Ese año entra en el taller de Manuel Benedito( del cual hay una magnífica fundación en la calle José Ortega y Gasset, altamente recomendable) . La diputación de Santander y el Ayuntamiento de su ciudad natal le conceden unas becas que utilizaría para proseguir sus estudios en París y convertirse en la pintora que todos conocemos.
La muestra se articula en torno a tres momentos, tres etapas que conformaron su recorrido tanto artístico como vital, aquí están:
Entre 1908 y 1913 transcurre la maduración de una identidad pictórica propia donde se aprecia la permeabilidad a las influencias de sus maestros. Es la época de las obras tempranas, los estudios en París y sus primeros contactos con pintores como Anglada Camarasa y Diego Rivera. María absorbe todo este mosaico de experiencias con avidez, y gesta con ellas su propio estilo, lleno de color, dotándolo de una humanidad que será una de sus «marca de fábrica» en toda su trayectoria.
A partir de 1913 y hasta 1919 Blanchard, de regreso en París, entra activamente en el círculo cubista de la mano de Rivera. Plena conocedora de los avances estéticos y formales de la nueva vanguardia, se suma con voz propia a este movimiento.
Desde 1915 fijará su residencia definitiva en París, donde llegará a ser una figura reconocida, partícipe de las discusiones cubistas y amiga íntima de Lipchitz y Juan Gris. Blanchard lograría un perfecto dominio de la expresión cubista sintética, unida a un orden cromático sentimental lleno de plasticidad poética. Los recursos del collage y de la utilización de diversos materiales en su obra, hasta convertirla en una suerte de cubismo matérico, hablan de su preclara mente y lo avanzado de su estética.
Los años finales de la experiencia cubista serán también los del reconocimiento público, con la participación en exposiciones junto a los otros grandes nombres del cubismo.
Cubismo sintético, collage.
Una última Etapa de Retorno al Orden hasta su fallecimiento en 1932 muestra a una artista progresivamente aislada, marcada por sus dolencias físicas y volcada en una pintura que es expresión de sus propias vivencias, y que muestra fuertes acentos espirituales después de 1927, año en que la muerte de Gris conmueve a la artista.
Os invito a formar parte de la vida de esta mujer tan apasionante, que pintaba con pincelada violenta y llena de color un mundo y una vida que le hubiera gustado que fuera de otra manera. Me alegro de que el Reina haya tenido esta fantástica iniciativa de rescatar del injustificado olvido a un alma independiente, liberada de un cuerpo que la oprimió físicamente, pero nunca psíquicamente, en ese sentido siempre fué libre, como nos demuestra en una obra rotunda y original.
Y además si visitáis el museo podréis gozar también de la muestra fotográfica del americano Robert Adams, y en breve de una muestra que será un bombazo: «Metonimia» de Cristina Iglesias. ¡Muchos éxitos al Reina Sofía!
Cuando uno visita una muestra como la de Jean Paul Gaultier en la Fundación Mapfre se siente enormemente afortunado de vivir en una ciudad como Madrid. Desde su reciente andadura en el Palacete de Recoletos, la Fundación Mapfre se ha convertido en lugar de referencia, donde se celebran exposiciones del más alto nivel.
Lo primero que llama poderosamente la atención en la muestra es el montaje de la misma en sí, como si fuera una pasarela interactiva de unos modelos que se te hacen más cercanos porque la mayoría de sus rostros tienen vida, gracias a un sofisticado sistema de cámaras.
Al lado de una desenfadada pintada, en la que Gaultier rinde su peculiar homenaje a España, está su modelo de raso rosa de té con exvoto de abanicos. Como bien apuntó María López Linares, el encaje del país de todos los abanicos es de alta calidad. En la ejecución del mismo se invirtieron 1583 horas.
El vestido tiene corte de sirena, uno de los preferidos de un genio enormemente próximo, carente de esa altivez que a veces caracteriza a los divos de la alta costura. Y es que él mismo ha querido que la muestra tenga carácter más de instalación que de exposición, ya que, según él, estas últimas se dedican a gente muerta, y él está vivito y coleando.
La primera parte de la muestra nos aproxima a tres de los motivos recurrentes de su panorama creativo: las vírgenes, las sirenas y los marineros.
Entre los maniquíes que llevan sus «virginales» modelos está el primer diseño que realizó, con una exótica modelo a quien conoció en Guadalupe, Alitzia, y que más tarde se convertiría en pieza clave de su equipo. Es un vestido con el pecho totalmente descubierto.
También contemplamos un vestido que llevó una de sus celebrities, Killie Minogue, y que obedece a una frase de una de sus canciones «el amor apresa», y otro que llevó en Cannes Catherine Deneuve. Todos ellos ellos repletos de mezclas imposibles, casi irreverentes de exvotos religiosos, tales como trípticos o imágenes. Para sus creaciones le sirve, tanto el encaje más fino, como la pieza de deshecho encontrada por las calles.
El segundo por la izquierda, en la fila trasera es el primero que realizó. A su derecha, de azul y rojo el que llevó Catherine Deneuve, y delante, con la cara tapada de encaje, el de Killie Minogue. Coronas de plástico y plexiglás completan el conjunto.
Al lado, y enfatizando el aspecto espiritual de las mismas una fotografía suya, a modo de recordatorio de comunión.
La torre Eiffel, símbolo fetiche del autor, se vé en segundo plano. La fotografía es del estudio de Pierre and Gilles.
El segundo motivo que observamos en el centro de la sala son sus sirenas, de trajes de escamas, uno de ellos terminado en cola, y repletos de madreperlas y corales. Uno de ellos le quedó tan estrecho que tuvo que fabricar unas muletas para que la modelo pudiera caminar por la pasarela.
Encima les coloca una pátina de pintura incolora, para que tengan el efecto brillante de los pescados recién salidos del mar.
dos sirenas de Gaultier, una de ellas con los pechos cónicos prefigurando la mujer dominadora con sus armas de seducción expresamente acentuadas.
Gaultier es un buscador incansable de la singularidad de la rareza. Cuando hace castings para sus desfiles hace uso de una premisa básica :»rostros raros no abstenerse»
En la tercera parte de su particular odisea está la raya marinera, otro de sus leit motifs. Para él en la raya simboliza la perfección arquitectónica de la línea. «Siempre he dicho que la raya marinera es atemporal, «se llevaba cuando nací, se lleva ahora, y me atrevo a asegurar que se llevará siempre»
Cabe destacar un vestido de raya marinera, de aspecto casual en su parte superior, pero con la falda repleta de plumas de avestruz lacadas y cosidas a mano individualmente. Este vestido lo llevó Carolina de Mónaco en uno de los Bailes de la rosa en Montecarlo.
Enfundado en un jersey de rayas marineras de visón aparece el mismo Gaultier, que nos dá la bienvenida hablando en francés, inglés y español.
Aparece la falda masculina, para la cual se inspiró en los camareros de los restaurantes parisinos y en los samuráis. Es cuando aparece la idea del hombre objeto, y cuando se desdibuja la diferencia entre prendas destinadas a la mujer y al hombre. Todos pueden llevarlo todo.
Vestidos de marinero de cuero, el vestido de plumas de avestruz y Gaultier con jersey visón y falda masculina.
Gaultier nace en 1954 en Acueil, a las afueras de París. Desde niño sintió aversión por el colegio, donde le ridiculizaban y le tildaban de afeminado. Por ello inventaba mil excusas, ante las que sus padres le dejaban al cargo de su abuela. Allí se gestó su carácter, su vocación, al abrigo de aquella mujer inusual que ejercía de curandera, y que tenía un aparato de televisión donde le dejaba ver de todo.
Estaba de moda la película Falbalas, que narraba la historia de un joven modisto y su musa, la actriz Micheline Preslé.
Curiosamente Gaultier diseñó el vestido que llevó esta actriz cuando le entregaron el Cannes honorífico en 2007.
Curioseando en al armario de su abuela descubrió los corsés que ésta se ponía. Al saber que eran elementos que oprimían al cuerpo, quedó hondamente impresionado. Su abuela le contó qué sacrificios hacían las mujeres, que ingerían bocanadas de vinagre antes de cada tirón para contraer el estómago. Comenzó a diseñar sus propias versiones. su primer modelo fue Nana, su osa de peluche, con la que experimentaba, le cortaba el pelo, la teñía…
La famosa Nana
De su abuela sacó también la fascinación por las latas de conserva, ella tenía un gato, y le alimentaba a base de ellas. Por ello y como tributo a este objeto sus primeros perfumes fueron en latas. Las esencias también fueron alteradas, usando algunas típicas femeninas en perfumes de caballero, como la vainilla.
Diseña para Madonna los corsés liberadores para el Blond Ambition Tour del 1990. Estaban creados con materiales ligeros, que liberaban a la mujer. Madonna los llevaba por encima de la ropa, lo cual fué un impacto para la época.
Los dos corsés más usados en la gira.
Consideraba el cuerpo humano como algo perfecto, digno de ser admirado y estudiado. Aparecen en la sección «Como una segunda piel» unos diseños enormemente originales, auténticos trampantojos, prodigios de su imaginación. Se marcan las venas, los músculos, aparecen vestidos de «desnudos» y fotografías del singular Mario Testino de las celebrities que sucumbieron a sus encantos: Naomí Campbell, Kate Moss, Linda Evangelista…las top de los 80. Hasta Carla Bruni le encargó un modelo cuando estaba embarazada.
La gira de Madonna del 2006 vuelve a tenerle como diseñador. La mujer está ejerciendo de dominatrix ante un hombre objeto vencido. La cola del caballo que pende del sombrero de la cantante es otro símbolo de dominación. En China se prohibió la gira por la polémica suscitada.
En el centro, segunda piel, a los lados imágenes de la gira de Madonna 2006.
En la siguiente sala rinde un homenaje al París más tradicional, más «clásico» aunque no por ello deja de introducir en los modelos sus toques de originalidad: el principe de gales, el ojo de perdiz…los motivos clásicos dentro de un universo creativo de incuestionable originalidad.
Un rotundo homenaje a la torre Eiffel aparece en tacones, medias y vestidos. La femme fatal se despoja de los convencionalismos y se reviste de modernidad en los hábitos. ¿El rey? El tabaco.
Divertido y original homenaje al Folies Bergere.
Cruzamos a la sección de enfrente, como si del Canal de la Mancha se tratase para ver la sección que ha dado en bautizar como punk can- can. No falta ni el grafitti, realizado expresamente para la muestra por Estudio 33 (nada se ha dejado al azar). En la pasarela cuadros escoceses, tachuelas, vestidos de noche de camuflaje, en concreto uno que llevó Sarah Jessica Parker a los MTV, o el mismo Gaultier al estreno de Kika.
Aquí está su universo londinense, una explosión de colorido y alegría.
Su siguiente sala es un homenaje a Madrid, sede de la exposición. Ante una proyección del bullicio de sus calles aparece la mas variada combinación étnica en modelos que rinden tributo a las diversas culturas del mundo.
Nos recibe una novia que lleva por velo unas plumas de indio sioux, y cuya falda está hecha a base de retazos de una guerrera militar. Otra, un poco más allá, tiene el vestido compuesto por una máscara africana hecha a base de plisado de tul blanco.
Dos novias diferentes.
Al lado de vestidos de leopardo, cabeza incluída, destacan en esta parte en primer lugar el que llevó Dana Internacional a Eurovisión, hecho con plumas de papagayo, un original bolso de carey, un carrito de la compra de visón, o uno realizado para Frida Kalho.
Dana con el vestido
Carrito de la compra de visón, ¿Os animáis a comprarlo?
Mención aparte debe el hecho de la colección que diseñó inspirada en los judíos yasídicos. Cuentan que bajando de un taxi en New York vio cómo salían de una sinagoga unos judíos con sus tradicionales gorros y tirabuzones. Después manifestó que hacía mucho tiempo que no veía algo tan sublime.
Se lanzó a diseñarlos y se los hizo poner a sus chicas modelos en una campaña. Ríos de tinta corrieron de la comunidad judía, pero a él le dio igual. No pretendía ofender.
Las causantes del escándalo.
Gaultier es versátil, grabó un disco, ha trabajado en televisión, y ha tenido colaboración en numerosas producciones cinematográficas. Las más sonadas con Pedro Almodóvar, con quien la química es total. Kika, La mala educación, La piel que habito, son algunas de las producciones del manchego para las que ha prestado su aguja e ingenio.
Kika, La piel que habito y La mala educación.
Uno de sus preferidos, de Kika.
En el ámbito internacional tenemos su intervención en El quinto elemento.
Para finalizar tenemos una pequeña muestra del creador como diseñador de muebles de viaje, y unas butacas estilo Ben Hur.
Un diez a la muestra, al creador, y al mundo de sueños en el que nos introduce al visitar sus creaciones. ¡¡Muchos éxitos, «enfant terrible!!
La verdad es que los que vivimos en Madrid a veces no somos conscientes de la importancia que tienen los dos paseos que arrancaron en el siglo XVIII el proyecto más ambicioso de Carlos III, conocido con el sobrenombre de «mejor alcalde de Madrid».
Durante los primeros 50 años de reformas borbónicas, con Felipe V y Fernando VI la ciudad ya había comenzado a «lavarse la cara»; se habían empezado a construir alcantarillados, y habían comenzado a iluminarse calles y edificios…estas reformas no serán completas hasta la llegada de Carlos III. El paseo del Prado, antiguo Prado de San Jerónimo es convertido en calle por orden real dada al arquitecto José de Hermosilla, quien empedra la calle y soterra el arroyo Valnegral, que pasaba por allí (venía de la Plaza de Castilla y desembocaba en el Manzanares, ¡señor arroyo era!)
La fuente de Atocha, con puerta detrás( hoy tristemente desaparecida)
Esta fuente también se conoce con el nombre de fuente de la alcachofa. La que está actualmente es una copia, estando la original dentro del Parque del Retiro. Su cuerpo bajo lo constituyen dos figuras, hombre y mujer, bajo la forma de tritones de la mitología clásica. El primer cuerpo está formado por una taza, cubierta de hojas y flanqueada por angelotes, y en la cúspide la alcachofa, a la que se atribuyó en tiempos de Felipe IV una milagrosa curación de unas fuertes anginas. Además tiene propiedades diuréticas.
El esquema de esta zona de la ciudad, que el rey quería dedicar íntegra a las artes y las ciencias, tendría una parte central arbolada y peatonal, y dos calles laterales, de subida y de bajada, dividida en tres sectores divididos por las fuentes: Atocha, San Jerónimo, y San Martín.
El edificio que hoy cobija el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía fué el primitivo Hospital de San Carlos, el primero que se crea en Madrid para estudiar al hombre. Está situado en las afueras por razones sanitarias( estaba prohibido tener dichos centros dentro de la ciudad por el temor al contagio de las distintas enfermedades que albergaban). Se concibió como edificio moderno, con clases de medicina, Cátedra para profesores y estudiantes, y estaba dotado del cercano Jardín Botánico para la farmacia del lugar.
Imagen del primitivo Hospital.
Finalmente sólo se edifica una tercera parte de lo proyectado( no es de extrañar, era un macroproyecto que superaba en espacio al Palacio Real), y se abren en él tres instituciones novedosas: el laboratorio de mineralogía, el de química, y otro de cirugía, con permiso legal para diseccionar e investigar cadáveres.
Hoy día es el Museo referente del arte contemporáneo de la ciudad, y alberga, entre otras la exposición de María Blanchard, altamente recomendable, y, a partir de primavera la muestra más ambiciosa que de Dalí se ha visto en Madrid.
Unos pasos mas allá Carlos III construye otro edificio para el estudio sistemático de las ciencias naturales: el Jardín Botánico.. Ya en tiempos de Felipe II hubo uno en Aranjuez, y con Fernando Vi en la Carretera el Pardo; la novedad de Carlos III estuvo en construirlo dentro de la ciudad, ¿con qué motivo? con el de acercar la ciencia al pueblo, por eso se hizo visible desde la calle.
El edificio es del arquitecto Juan de Villanueva y del jardinero del rey, Casimiro del Valle. La verja exterior, auténtica obra de arte, pertenece a Francisco Arrillaga y Pedro José de Muñoz.
El Jardín Botánico
El desnivel existente en el terreno donde se edificó se salvó por medio de tres terrazas:
En la superior se construye el edificio de trabajo y la Cátedra de Botánica, donde clasificaban y dibujaban las plantas para que ninguna se perdiera.
Las dos inferiores se subdividen en 12 cuadrados independientes con su fuente y acequias propias. En ellos se colocan las plantas por familias, según las clasificó Linneo, eminente botánico italiano. Se trajeron plantas procedentes de las colonias; siendo la dalia mexicana la primera vez que se cultiva en España.
En 1808 se vé enriquecida la colección por los paquetes de semillas que proceden de Europa, aproximadamente 7.500.
Conocer los usos, tanto médicos como industriales de la plantas era fundamental para el comercio. Para ello Carlos III dio licencias de solicitud gratis (otro avance)
Imagen del edificio de trabajo con el busto de Linneo en primer plano.
Frente al idílico botánico se yergue otro jardín, el Vertical de Patrick Blank, en la acera de enfrente. Forma parte del espacio más moderno del Paseo, el edificio de CaixaFórum Madrid, una de las grandes obras del estudio de arquitectos suizos Herzog &de Meurón, que reaprovecharon una autentica estación eléctrica sobre la que se encuentra el Centro Cultural.
Hoy día cobija la Exposición Torres y rascacielos, de Babel a Dubai, o el ansia del ser humano de llegar a lo mas alto.
Continuamos caminando y nos encontramos con el Padre de todos nuestros Museos, El Museo Nacional del Prado. Le preceden cuatro fuentes idénticas, con niños y tritones.
En un principio fué concebido por Carlos III como Museo de Ciencias Naturales. Le pidió al arquitecto, Juan de Villanueva un 3 en 1: Laboratorio de ciencias Naturales, Academia de Ciencias Naturales y Museo. Era un absoluto apasionado de las ciencias, y poseía una gran colección de objetos de la más variada índole. Villanueva realiza:
1) La fachada que da al Jardín Botánico( más tarde conocida como la de Murillo, por la escultura que la preside) y que correspondería al laboratorio en orden corintio, símbolo del trabajo. En su interior habría un patio a la izquierda, hacia el norte se ubicarían las zonas de paso y el almacén, y a la derecha las salas abovedadas con las mesas de trabajo.
Puerta de Murillo.
2) La fachada principal correspondería al edificio de la Academia, perpendicular al paseo y retranqueada. De volúmenes cuadrados, estilo dórico toscano, el más rotundo y sencillo, recuerda al Partenón de Atenea, diosa de la sabiduría.
Y en la segunda planta se aprecia el jónico, relacionado con el mundo divino.
El «Partenón» madrileño.
3) Puerta del «Museo de Ciencias Naturales» Su fachada es diferente, y modificada por el desnivel del terreno. Llegaba directamente a la segunda planta del edificio principal. Su orden es el jónico, y el eje N-S forma un gran arco, para la gran galería donde se ubicarían los objetos.
Puerta de Goya.
Mas la mujer de Fernando VII, Isabel de Braganza, decide cambiar la función primitiva del edificio y decide colocar aquí la Pinacoteca que albergue las colecciones reales, al hilo de lo que entonces se estaba llevando a cabo en Europa. Era importante exhibir el espíritu ilustrado de la corte española.
Actualmente alberga dos de las exposiciones mas relevantes de la temporada: El paisajista Martín Rico, y El joven Van Dyck.
Importante es constatar que en el Madrid de los Austrias no había un espacio con empaque para pasear, ver y ser visto, las calles eran estrechas, lo cual dificultaba enormemente la vida social al aire libre. Por ello el tramo de paseo a partir de este punto está concebido a modo de gran sala de reunión, de hecho se le conocía como Salón del Prado. Su recorrido era elíptico, y recuerda a un hipódromo…en fin, se había convertido en un enclave primordial en la capital.
Las damas paseaban en coche o a pie elegantemente ataviadas, y los caballeros acudían allí a cortejarlas.
Se construyeron muchos Palacios allí, el de Xifré, el que ocupaba el actual Hotel Palace, o el de Villahermosa, sede actual del Museo Thyssen Bornemisza. Dicha institución es vital, y convierte esta zona de Madrid en la de máxima concentración de obras de arte del mundo: El Reina Sofía y su oferta contemporánea, el Museo del Prado y su oferta medieval, renacentista, barroca y neoclásica…ven cubiertas sus «lagunas» con la oferta de la colección privada de arte más completa del mundo.
Imagen de archivo del antiguo Palacio Xifré
En estos momentos nos brinda la ocasión de viajar a lo exótico con Gauguin, y de recrear la vista con el arte de Cartier.
Esta plaza tan vital está adornada por la Fuente de Neptuno, dios del mar, relacionado con los triunfos del Atlético de Madrid.
En el siglo XIX la burguesía sigue manteniendo este espacio como centro mercantil y financiero de la ciudad. Aquí encontramos el edificio de La Bolsa, de Repuchés y Vargas. En él se hace un homenaje a Villanueva. Su pórtico de tres cuerpos es igual al del Observatorio Astronómico Nacional
.
Edificio de la Bolsa
El proyecto inicial de Ventura Rodríguez era poner un edificio comercial de lujo en la Plaza de la Bolsa. Desafortunadamente parece que los acontecimientos acaecidos durante el levantamiento del dos de mayo cambiaron radicalmente la funcionalidad de la zona. Aquí depositaron los cadáveres para escarnio de sus familias, así que lo que encontramos es un obelisco y el Monumento al soldado desconocido.
En el centro de este trecho se halla la Fuente de Apolo, que en la mitología es el dios de la razón.
Bella imagen de Apolo con su lira. Hace alusión al paso de las estaciones esta curiosa sucesión, tras Neptuno, y antes de Cibeles.
Siguiendo camino hallamos otro museo imprescindible: el Museo Naval, altamente recomendable.
Actualmente en «No fueron solos exhibe la admirable gesta de las mujeres que acompañaron a los descubridores y colonizadores del Nuevo Mundo.
Llegamos en nuestro recorrido a la plaza de Cibeles, donde se encuentra la Fuente dedicada a la diosa de la tierra, y donde celebra sus triunfos el Real Madrid
Además está el Palacio de las Comunicaciones, obra de Palacios y Otamendi de imponente factura, que era conocido popularmente como «la catedral» por los madrileños. Actualmente alberga la sede del Ayuntamiento de Madrid, y exhibe El legado de la Casa de Alba, su primera exposición.
La continuación del Paseo del Prado, el Paseo de Recoletos, sigue siendo la arteria más importante del Madrid de Carlos III, se llama así por la comunidad de Agustinos Recoletos que tenían su convento y huertos aquí.
Destaca sobre todo la Biblioteca Nacional, obra de Jareño, que alberga exposiciones de alto interés. Una de las que se pueden visitar actualmente es El alegre ruido del jazz.
Fachada de la Biblioteca.
Detrás tiene adosado el Museo Arqueológico Nacional, cuya reapertura es inminente.
Frente a la Biblioteca tienen lugar las exposiciones temporales de la Fundación Mapfre. Actualmente están Los retratos del Centro Pompidou, y Gaultier.
Los jardines del Descubrimiento marcan un punto de inflexión en nuestro recorrido. A su derecha el Barrio de Salamanca( ya hablé de él) y a partir de ellos la Castellana… corazón financiero de la ciudad que nunca duerme .Como Colón, descubriremos qué hay más allá de ellos en otros posts.
¿Os habéis dado cuenta de cómo se puede disfrutar enormemente de estas dos arterias vitales de nuestra ciudad, y de la amplia y rica oferta cultural que exhiben sus maravillosos museos? Merece la pena tomarse un tiempo los día libres para recorrer este pedazo de historia hecha piedra, fuentes, jardines tradicionales y modernos, historia, y vida…¡la que seguimos edificando nosotros en ellas!
Queridos amigos:
Os voy a dejar las reseñas de mis dos últimas citas del año.
No obstante, para los que me leéis desde el extranjero, me gustaría que, si vais a venir a Madrid y queréis una guía privada, contactéis conmigo; os puedo realizar tours a medida y las visitas a las exposiciones temporales que sean de vuestro agrado.
Esperando que os resulten de interés os envío un cordial saludo. ¡Animaos!
El viernes por la tarde tuvimos el privilegio de contemplar esta muestra, para mi gusto de las mejores organizadas y más sorprendentes del panorama madrileño actual.
La Fundación Mapfre cuida con mimo extremo y detalle cada exposición que organiza, me estaba acordando de Deineka en este momento preciso… y no suponía menos de esta. Mis expectativas no fueron defraudadas.
Pese a ser una isla. teóricamente aislada, la actividad que caracterizó su cultura, fué cosmopolita y universal, debido a la amalgama de influencias que circularon libremente a través de sus contactos políticos o comerciales.
Comienza cronológicamente con el ilustrado mecenazgo que Enrique VIII otorga al pintor alemán instalado en su país, Has Holbein. El rey acababa de romper con Roma para divorciarse de su primera esposa, Catalina de Aragón para casarse con Ana Bolena.
Fué Enrique un Importante benefactor de las letras y las artes. Lamentablemente su iconoclastia hacia todo lo que supusiera la pervivencia católica repercutió en daños infligidos a esculturas de alabastro del siglo XIV ¿Porqué no se respetan las manifestaciones artísticas del pasado?
Su hijo, Eduardo VI continuó con el afán destructor, le llamaron «Josías» debido a su vehemencia destructiva.
La Primera Sala se denomina Destrucción y Reforma.
Aquí nos recibe el autorretrato de Holbein, introductor de la estética renacentista en Gran Bretaña. La transparencia de la piel y la delicadeza en los contornos hablan de una estética completamente nueva.
Holbein fué un gran miniaturista, pintaba imágenes sobre vitela pegada en fragmentos de barajas de cartas, y éstas se montaban sobre preciosos relicarios. Estos servían para lucimiento de unos pocos, que los llevaban a modo de joyas.
Esta es una de las miniaturas, aumentada de tamaño. La minuciosidad es increíble.
Esta estética de la miniatura se traslada al retrato de gran formato, hasta rallar lo increíble. Veamos esta obra de Larking, un retrato de la Condesa de Nottingham.
En un retrato monumental, de «aparato» hay un enorme preciosismo y minuciosidad en la representación de la seda , el brocado, los terciopelos y gemas del vestido, en la línea de lo que sería posteriormente el conocido «arts &crafts».
La Condesa lleva un vestido de tres piezas, de mangas desmontables, con miriñaque. Se aprecian las chinelas asomando por el vestido, sobre la alfombra, seguramente de orígen persa.
La sección segunda, llamada «La revolución del Barroco» transcurre bajo el reinado de Carlos I, durante el cual el mecenazgo retoma su fuerza.
Como figura clave tenemos trabajando en Gran Bretaña a Van Dyck (del cual hay una interesante muestra en el Museo del Prado). Llega a Londres en 1632, con el sofisticado estilo de Tiziano.
Realiza retratos de élite, ya no son tan «solemnes» como el visto anteriormente de la condesa de Nottingham. Aparece un ligero movimiento, junto a un sutil juego de la luz y el color, que contribuyen a aportar delicadeza a los personajes representados. En la misma línea pintaron sus contemporáneos.
En aquel momento Londres era la ciudad más grande del mundo, y desarrollaba una intensa actividad en las colonias. Su vida social transcurría entre conciertos, obras de teatro, veladas culturales…
Canaletto vivió allí durante esa temporada. La pintura de paisajes se abre paso cada vez más segura.
Vauxhall Gardens. Lugar ampliamente frecuentado por la sociedad británica.
Es el momento de las «mascaradas» cortesanas, diseñadas por Iñigo Jones, de complejos decorados y juegos de luces.
La tercera Sección, bajo el epígrafe Sociedad y Sátira nos muestra la aprobación oficial de la Royal Academy of Arts, en 1768, dirigida por el insigne Sir Joshua Reynolds, que aportó al retrato una base filosófica.
La demanda de retratos es abundante, convirtiéndose en negocio de éxito. Thomas Gainsborough, Peter Ramsey o el mismo Lawrence pedían altos precios. Concilian el legado de Van Dyck con un arte idealizado.
Paralelamente surgen las obras satíricas. Al abrigo de Hogarth relatan historias sobre tipos y problemas sociales contemporáneos. Su estética es más libre y descomplicada, erigiéndose en comentaristas morales.
Tenemos las obras de Mortimer, pintor desenfadado que nos ha causado una grata impresión. Aparece autorretratado en la obra «Sociedad de bebedores» en la que aparecen también algunos de los socios ya muertos.
La cuarta sección, Paisajes de la mente nos brinda grandes obras del paisajismo inglés, muy influenciado en los inicios por la clásica obra del francés Claudio de Lorena, tan admirado por mí.
A finales del XVIII hay una élite de pintores cautivados por la naturaleza. Es concebida ésta como grandiosa, inabarcable. Al paisaje popular y pintoresco de Gran Bretaña atrae a un número de turistas cada vez mayor. Al abrigo de estos sucesos nacen las pinturas de Turner, cuyos estudios de las nubes y su concepto del claroscuro hacen presente lo invisible; Constable, y Burke.
Asímismo se manifiesta una fuerte inclinación científica. Aquí entran en escena los famosos cuadros de caballos de George Stubbs, basados en las disecciones equinas, con acentuada y clásica geometría.
Disección equina
Paisaje campestre.
Surgen pintores que se oponen a los dictados de la Royal Academy, y cuyo desarrollo se verá más ampliamente en la quinta sección, Realismo y Reacción.
La era victoriana presencia un enorme crecimiento en las instituciones artísticas en Gran Bretaña. Se inauguran la National Gallery, el Victoria and Albert Museum, para hacer el arte más accesible a todos.
Importante es la Gran Exposición de 1851, celebrada en el Palacio de Cristal de Hyde Park, auténtico escaparate británico al mundo exterior.
Exposición Universal 1851
El esplendor victoriano, una de las épocas más prósperas de Gran Bretaña se vé reflejado también en las obras de Leighton y Watts.
Impresionantes los prerrafaelitas, liderados por Rossetti, quieren devolver el esplendor medieval al arte británico. Maravillosas las niñas retratadas por Millais, o el colorido que muestra Holdman Hunt.
Proserpina, Rossetti
Retrato de niña, de Millais.
La sexta sección, Modernidad y Tradición comienza con un seguidor de Whistler, Sickert, que funda el Camdem Town Group; gustaban de representar la miseria que les rodeaba. Paralelamente está el Grupo de Bloomsbury, con autores de la talla de Duncan Grant, que pintan su entorno de clase media.
Duncan Grant.
Encontramos también fascinación por los aspectos industriales de la vida del siglo XX, Spencer Gore, del Camden Town Group pinta ferrocarriles.
Surge la única vanguardia de cuño inglés, el vorticismo de Wyndham Lewis, que junto a otro grupo de pintores siguen las tendencias europeas cubo/futuristas.
La Primera Guerra Mundial interrumpe la actividad de vanguardia, la mayoría de artistas se alistan, y son forzados a realizar un arte de cuño oficial, más formal, adscrito de nuevo al realismo.
Francis Bacon y Lucian Freud.
En el periodo de entreguerras hay una multiplicidad de estilos. Dentro de ellos muchos defienden su estilo figurativo. Artistas como William Roberts, o Edward Burra están entre ellos, Otros se adscriben a la arquitectura de Grophius o Le Corbusier.
en 1939 han de interrumpir de nuevo la producción por la guerra. Meredith Frampton refleja escenas de dirigentes militares.
Ya en la última sección, cuyo epígrafe es Un mundo feliz, tenemos un arte que ha virado en múltiples direcciones, tras la segunda guerra mundial. Llega la estética del pop, dentro de la cultura de masas. Iniciado por Hamilton o Paolozzi. tiene en David Hockney a su máximo exponente. Representa la vida feliz, consumista, el estado del bienestar.
Al mismo tiempo la pintura abstracta hace su aparición en Cornualles, al abrigo de las influencias norteamericanas de Pollock o Rothko.
El op art, o arte en movimiento, de efectos ópticos ilusorios florece con Bridget Riley
Y así, entre este «oleaje» óptico, nos despedimos de la Isla Británica, prometiendo volver, para descubrir un nuevo retazo de misterio, oculto entre sus obras de arte.
¡Hasta pronto!
Aún con el recuerdo en la mente de la maravillosa proximidad que tuvimos la fortuna de sentir con Gauguin y sus nuevos lenguajes creativos, me siento a escribir esta entrada, que espero que sea del agrado de los que me leéis. Cuando estudiaba en la universidad a Gauguin y al círculo del impresionismo siempre me pareció una figura antipática, de un modo instintivo, así que aparqué deliberadamente toda intención de profundizar en su figura. Años después, y gracias a la maravillosa oportunidad brindada por el Thyssen en su veinte aniversario me doy perfecta cuenta de cuán equivocada estuve. De sabios es rectificar, y lo hago de un modo público. La vida de Gauguín( París 1948- Islas Marquesas, 1903) estuvo plena de acción, se podría decir que la mitad de su existencia transcurrió a bordo de algún barco recorriendo y explorando el ancho mundo. Según comentaba varias veces por sus venas corría sangre peruana, ya que alardeaba de tener un antepasado que fué el último virrey del Perú. Sus primeros nueve años de infancia transcurrieron en Río de Janeiro, donde se sintió un niño libre que hablaba español y corría por aquellos frondosos bosques. Esto marcará su trayectoria plena de viajes o como marino mercante o como oficial de la armada…y marcó el espíritu libre que le acompañó de por vida. Pero lo fundamental que acaeció en su vida fué el conocimiento de los artistas románticos en la magnífica colección que tenía su tutor, Ricardo Arosa. Allí «intimó» con el Delacroix seducido por Argel, y cuyo cuadro nos saluda desde la primera sala a modo de introducción.
Es toda una invitación al viaje, ¿no os parece? Su fascinación por esas tierras propiciaron su vuelta al primitivismo, a través de lo exótico, lo misterioso, esa civilización libre de ataduras que se le brindó generosa cuando, tras decirle a su mujer , Mette: «me voy a Panamá a vivir como un salvaje» puso rumbo a esas tierras.
La imagen que aquí observamos está realizada a través de una de las ensoñaciones pictóricas del autor, que liberó su imaginación en el proceso creativo. La muchacha sentada con vestimenta rosa pertenecía a la misión católica que había acudido allí a evangelizarlos. ¿Percibís las enormes superficies de color, y el empleo «caprichoso» de éste? En «Mujeres tahitianas» (sobre estas líneas) se observa la fascinación que sintió por este tipo de mujeres, a las que representa de un modo hercúleo y algo achatadas. En el pareo de la de la izquierda se observan reminiscencias de la pintura japonesa, que le redescubrió Van Gogh durante su breve convivencia juntos en Arles. Desde un primer momento sentó las bases de la renovación pictórica que tanta huella dejaría en su contemporáneos a los que nos referiremos en el diálogo que mantienen en la sala tercera de la muestra. Sería una técnica a partir de grandes superficies de color planas, sin gradación tonal, y una utilización arbitraria del color. Esto impactó de un modo radical en la corriente fauvista apadrinada por Matisse,cuya presencia en la muestra es de gran importancia.
El paraíso tahitiano que veremos a continuación es, fundamentalmente un gran homenaje del pintor a la vida auténtica, pura, libre de encorsetamientos y condicionantes morales que impregnaba la vida de los habitantes de aquellas islas del pacífico. Fundamentalmente quiso perpetuar la cultura maori en vías de desaparición.
Muerte. Paisaje con pavos reales
Matamua Nos impregnan estas pinturas de fragancias exóticas, recreando paisajes edénicos. A ello contribuyen poderosamente la explosión de colores en grandes masas cromáticas. En «Matamoe» nos habla de la muerte paradójicamente, íntima y misteriosamente ligada a lo salvaje de los trópicos; mientras que en «Matamua» aparece el simbolismo mítico y ancestral del «tiki»( ídolo religioso de forma humana) representando e Hina, la divinidad maori femenina que representa el mundo del misterio y de la noche. La composición se desdobla con el árbol que funciona a modo de bisagra, que desdobla la rotunda escena en la parte derecha, donde una de las mujeres sentadas toca la flauta, y la parte izquierda, en la que aparecen otras figuras realizando un baile ritual en torno a la diosa.
Trilogía de los tres tikis o divinidades maoríes: Ku( dios masculino) Hina( esposa de Ku) y el hijo de ambos. ¿No traen a la mente enseguida las figuras de los moais en la Isla de Pascua? En la tercera salas somos testigos de excepción del diálogo establecido entre Gauguin y los que siguieron su estela de ruptura y reencuentro con la jungla, lo misterioso y lo salvaje. Aventuremos lo que pueden estar diciéndose entre sí:
Henry Rousseau:» Gorila atacando a un indio
» «Gracias te doy, Gauguin, por abrirnos las puertas a tus coetáneos al maravilloso universo de la jungla, del mundo perdido a los ojos de la civilización humana. Mi lenguaje pictórico difiere del tuyo, ya que mi estética «naif» hace que delimite los contornos, de una manera deliberadamente ingenua. Creo que esa es la manera en la que me puedo expresar más libremente» Franz Marc «El sueño» «Imbuidos de tus enseñanzas en ese momento, oh salvaje Gauguin, mi amigo Kandinsky y yo fundamos «Der blaue reiter» fusionando mi pasión por los caballos y la de él por el color azul. Escapamos del mundo turbulento en que vivimos escapando con nuestra imaginación a un mundo arcádico, en el que hombre y animales convivirán en perfecta armonía. Lo hacemos dentro de nuestra particular teoría cromática, donde lo azul simboliza lo masculino y equilibrado, lo amarillo la locura y pasión de lo femenino, el rojo la fuerza, y el verde el equilibrio»
«Selva tropical» Emil Nolde: «Enseguida me sentí impelido a salir en pos de tus pasos, Gauguin, tan pronto tuve noticias de tu libertad compositiva, y tu huida hacia naturalezas salvajes, en estado puro. Liberé la composición, introduciendo grandes extensiones de color y utilizando pequeñas manchas rojas, en forma de loros, para causar más impacto en el espectador. Todo dentro de un estilo anticlasicista y lleno de fuerza»
Metzinger, «Bañistas» «Yo realicé mi particular versión del primitivismo dentro de una técnica divisionista. Sabedor de que tú, Gauguin estabas también fuertemente influido por el mundo de la vidriera medieval, quise acentuar el colorido, para que mis bañistas se asemejaran a una vidriera en movimiento. Dentro de una ensoñación que no tenía nada de académica» ¿No os imagináis el diálogo que establecen entre sí, y que bien podría ser el que he reproducido al hablar de ellos ? Etnográficamente hablando Gauguin siempre quiso vivir como ellos, pero siempre mostrando la diferencia entre las dos culturas, sin tener intención alguna de imitarles, sino de aprender, enriqueciéndose, de las diferencias palpables entre una y otra raza y cultura.
Maravilloso en esta línea el exótico retrato de esta joven nativa, ataviada con túnica blanca y exótico abanico, sentada en una silla colonial, posando para él con regocijo. La pintura de Gauguin se convirtió en un nuevo canon una nueva forma de vivir para los expresionistas alemanes de la talla de Kirschner, que traslada a las mujeres desnudas a sus claustrofóbicos espacios( no hay que olvidar lo atormentado que estaba tras haber participado en un conflicto bélico) , Heckel, o Nolde, que se recreó en la fisonomía de los habitantes de los mares del sur, casi con precisión antropológica, todo un prodigio su estudio de las narices, pómulos, y rasgos anatómicos.
Dos desnudos, Kirschner
Papuan head, Nolde Otros pintores se lanzaron sin ambages a viajar a lugares exóticos, en lo que han llamado «La luna del sur» Resaltar las figuras de 1) Kandinsky, fascinado por el viaje que realizó a Argel en 1905( ¡qué teclas más diversas tocó de modo infatigable el autor ruso!) de cuya obra dejo plasmada una obra:
Kandinsky: Improvisación 6 Destaca en ella lo vibrante de un colorido fruto del influjo de la luz y el color, que quiso plasmar de un modo vibrante. 2) Matisse:
«Flores y cerámica» En él el artista rinde su particular homenaje a Gauguin en la utilización de una superficie grande de azul lapislázuli en un bellísimo florero inserto en una composición como de collage. 3) Delaunay emprende un viaje etno-folclórico por la Península Ibérica y pinta su » La portuguesa» dentro de su técnica cubista/ órfica donde introduce el concepto de sinfonía en su pintura, casi caleidoscópica.
En la última sala, como colofón encontramos las obras peculiares que Matisse realizó desde la Polinesia francesa con sus papiers découpés (papeles recortados), reverenciados como la culminación de su carrera y de su principio rector “orden y belleza, lujo, calma y voluptuosidad” coincidió con el cineasta expresionista Murnau, que estaba realizando su película «Tabú» acerca de las costumbres nativas, y que se puede ver proyectada en una de las paredes de la sala.
Matisse: «El esquimal»
Fotograma de «Tabú» Un público entregado, hizo que valorara más, si cabe, mi trabajo, que a la vez es mi vocación. También contribuyó el espectacular montaje de la muestra por parte del Museo, auténtico maestro en estas lides. Espero haber aportado algo con la entrada. ¡Feliz sábado!
Hoy una gran profesional y amiga tuitera( aún no he tenido el privilegio de conocerla en persona) ha tenido la deferencia de nominarme a estos premios.
Aunque bloguera, soy nueva en esta lides de premios y demás, y creo que ahora debo nominar yo a los blogs que más impresionada me tienen por unas razones o por otras. He de decir que aparecen en mis nominaciones, aparte de por una incuestionable profesionalidad, por el hecho de que comparten conmigo ideas de belleza y arte, imprescindibles en el devenir de cualquier sociedad que quiera ser llamada civilizada.
Estos son mis nominados:
1. Te veo en Madrid. Siempre ofrece variada y altamente interesante información sobre los rincones más ocultos de Madrid. Hay, además fantásticos consejos en referencia a resturantes. Está escrito de una forma fresca y amena. Se lee de un tirón.
2. Vintage Blog By López Linares: Hablar de ellos es sinónimo de buen gusto elegancia y glamour. Pasaría las horas muertas en su compañía en la elegante tienda de Claudio Coello.
3. Miss Forty: Encaja a la perfección con todo aquello en lo que creo y pienso. Es una mujer de rompe y rasga de ideas muy claras.
4. Secretos de Madrid: Me siento identificada con él al cien. Si hablamos del amor sentido por Madrid somos almas gemelas. Sus post son una auténtica delicia.
5. El Armario de Arnelas: Un «must» para seguir de cerca lo último sobre tendencias…y todo lo que se cuece en el backstage. Gran profesionalidad en alguien tan joven. Auguro una brillante carrera.
6. Tim de Kir: Fantástica y versátil tienda en la que se encuentra de todo. Yo ya soy fan confesa. Ana y Cuqui llevan todo con gran profesionalidad y entrega.
7. La tienda de Almudena: Lo mejorcito en zapatos de Madrid en la calle Zurbano. El arte también se lleva en los pies.
8.Estilo Rus. Sus post siempre muestran lo que una querría hacer y los lugares donde uno querría encontrarse. Escrito con una amenidad digna de cualquier escritora.
9. Amore Tocados. Aún no tienen blog…pero representan el arte en vestir la cabeza…que es algo muy complicado. Siempre aciertan. Son jóvenes y guapos, y se comerán el mundo.
10. Baroneti: Sus tarjetas son arte en pequeño formato( obsesión por hablar sobre arte…posible deformación profesional) dará mucho que hablar cuando las comparta con el ancho mundo. Su sensibilidad es difícilmente superable.
Y hay dos que no quisiera que quedaran en el tintero: el blog de Carla Bulgaria, imprescindible para conseguir óptimos resultados en nuestra belleza personal,
y el Blog de La Cultura del Oasis, que nos muestra verdaderos lugares de ensueño donde perdernos, solos o acompañados.
Estos son los que me han aportado más durante este año de vida en el blog. Felicidades a todos, amigos míos, y a seguir cosechando éxitos!!