EL MADRID DEL PASEO DEL PRADO Y RECOLETOS.:DE CIUDAD DE LAS ARTES Y LAS CIENCIAS CON CARLOS III A MILLA DE ORO DEL ARTE ACTUAL

La verdad es que los que vivimos en Madrid a veces no somos conscientes de la importancia que tienen los dos paseos que arrancaron en el siglo XVIII el proyecto más ambicioso de Carlos III, conocido con el sobrenombre de «mejor alcalde de Madrid».

Durante los primeros 50 años de reformas borbónicas, con Felipe V  y Fernando VI la ciudad ya había comenzado a «lavarse la cara»; se habían empezado a construir alcantarillados, y habían comenzado a iluminarse calles y edificios…estas reformas no serán completas hasta la llegada de Carlos III. El paseo del Prado, antiguo Prado de San Jerónimo es convertido en calle por orden real dada al arquitecto José de Hermosilla, quien empedra la calle y soterra el arroyo Valnegral, que pasaba por allí (venía de la Plaza de Castilla y desembocaba en el Manzanares, ¡señor arroyo era!)

La fuente de Atocha, con  puerta detrás( hoy tristemente desaparecida)

Esta fuente también se conoce con el nombre de fuente de la alcachofa. La que está actualmente es una copia, estando la original dentro del Parque del Retiro. Su cuerpo bajo lo constituyen dos figuras, hombre y mujer, bajo la forma de tritones de la mitología clásica. El primer cuerpo está formado por una taza, cubierta de hojas y flanqueada por angelotes, y en la cúspide la alcachofa, a la que se atribuyó en tiempos de Felipe IV una milagrosa curación de unas fuertes anginas. Además tiene propiedades diuréticas.

El esquema de esta zona de la ciudad, que el rey quería dedicar íntegra a las artes y las ciencias, tendría una parte central arbolada y peatonal, y dos calles laterales, de subida y de bajada, dividida en tres sectores divididos por las fuentes: Atocha, San Jerónimo, y San Martín.

El edificio que hoy cobija el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía fué el primitivo Hospital de San Carlos, el primero que se crea en Madrid para estudiar al hombre. Está situado en las afueras por razones sanitarias( estaba prohibido tener dichos centros dentro de la ciudad por el temor al contagio de las distintas enfermedades que albergaban). Se concibió como edificio moderno, con clases de medicina, Cátedra para profesores y estudiantes, y estaba dotado del cercano Jardín Botánico para la farmacia del lugar.

Imagen del primitivo Hospital.

Finalmente sólo se edifica una tercera parte de lo proyectado( no es de extrañar, era un macroproyecto que superaba en espacio al Palacio Real), y se abren en él tres instituciones novedosas: el laboratorio de mineralogía, el de química, y otro de cirugía, con permiso legal para diseccionar e investigar cadáveres.

Hoy día es el Museo referente del arte contemporáneo de la ciudad, y alberga, entre otras la exposición de María Blanchard, altamente recomendable, y, a partir de primavera la muestra más ambiciosa que de Dalí se ha visto en Madrid.

Unos pasos mas allá Carlos III construye otro edificio para el estudio sistemático de las ciencias naturales: el Jardín Botánico.. Ya en tiempos de Felipe II hubo uno en Aranjuez, y con Fernando Vi en la Carretera el Pardo; la novedad de Carlos III estuvo en construirlo dentro de la ciudad, ¿con qué motivo? con el de acercar la ciencia al pueblo, por eso se hizo visible desde la calle.

El edificio es del arquitecto Juan de Villanueva y del jardinero del rey, Casimiro del Valle. La verja exterior, auténtica obra de arte, pertenece a Francisco Arrillaga y Pedro José de Muñoz.

 

El Jardín Botánico

El desnivel existente en el terreno donde se edificó se salvó por medio de tres terrazas:

En la superior se construye el edificio de trabajo y la Cátedra de Botánica, donde clasificaban y dibujaban las plantas para que ninguna se perdiera.

Las dos inferiores se subdividen en 12 cuadrados independientes con su fuente y acequias propias. En ellos se colocan las plantas por familias, según las clasificó Linneo, eminente botánico italiano. Se trajeron plantas procedentes de las colonias; siendo la dalia mexicana la primera vez que se cultiva en España.

En 1808 se vé enriquecida la colección por los paquetes de semillas que proceden de Europa, aproximadamente 7.500.

Conocer los usos, tanto médicos como industriales de la plantas era fundamental para el comercio. Para ello Carlos III dio licencias de solicitud gratis (otro avance)

Imagen del edificio de trabajo con el busto de Linneo en primer plano.

Frente al idílico botánico se yergue otro jardín, el Vertical de Patrick Blank, en la acera de enfrente. Forma parte del espacio más moderno del Paseo, el edificio de CaixaFórum Madrid, una de las grandes obras del estudio de arquitectos suizos Herzog &de Meurón, que reaprovecharon una autentica estación eléctrica sobre la que se encuentra el Centro Cultural.

Hoy día cobija la Exposición Torres y rascacielos, de Babel a Dubai, o el ansia del ser humano de llegar a lo mas alto.

Continuamos caminando y nos encontramos con el Padre de todos nuestros Museos, El Museo Nacional del Prado. Le preceden cuatro fuentes idénticas, con niños y tritones.

En un principio fué concebido por Carlos III como Museo de Ciencias Naturales. Le pidió al arquitecto, Juan de Villanueva un 3 en 1: Laboratorio de ciencias Naturales, Academia de Ciencias Naturales y Museo. Era un absoluto apasionado de las ciencias, y poseía una gran colección de objetos de la más variada índole. Villanueva realiza:

1) La fachada que da al Jardín Botánico( más tarde conocida como la de Murillo, por la escultura que la preside) y que correspondería al laboratorio en orden corintio, símbolo del trabajo. En su interior habría un patio a la izquierda, hacia el norte se ubicarían las zonas de paso y el almacén, y a la derecha las salas abovedadas con las mesas de trabajo.

Puerta de Murillo.

2) La fachada principal correspondería al edificio de la Academia, perpendicular al paseo y retranqueada. De volúmenes cuadrados, estilo dórico toscano, el más rotundo y sencillo, recuerda al Partenón de Atenea, diosa de la sabiduría.

Y en la segunda planta se aprecia el jónico, relacionado con el mundo divino.

El «Partenón» madrileño.

3) Puerta del «Museo de Ciencias Naturales» Su fachada es diferente, y modificada por el desnivel del terreno. Llegaba directamente a la segunda planta del edificio principal. Su orden es el jónico, y el eje N-S forma un gran arco, para la gran galería donde se ubicarían los objetos.

Puerta de Goya.

Mas la mujer de Fernando VII, Isabel de Braganza, decide cambiar la función primitiva del edificio y decide colocar aquí la Pinacoteca que albergue las colecciones reales, al hilo de lo que entonces se estaba llevando a cabo en Europa.  Era importante exhibir el espíritu ilustrado de la corte española.

Actualmente alberga dos de las exposiciones mas relevantes de la temporada: El paisajista Martín Rico, y El joven Van Dyck.

Importante es constatar que en el Madrid de los Austrias no había un espacio con empaque para pasear, ver y ser visto, las calles eran estrechas, lo cual dificultaba enormemente la vida social al aire libre. Por ello el tramo de paseo a partir de este punto está concebido a modo de gran sala de reunión, de hecho se le conocía como Salón del Prado. Su recorrido era elíptico, y recuerda a un hipódromo…en fin, se había convertido en un enclave primordial en la capital.

Las damas paseaban en coche o a pie elegantemente ataviadas, y los caballeros acudían allí a cortejarlas.

Se construyeron muchos Palacios allí, el de Xifré, el que ocupaba el actual Hotel Palace, o el de Villahermosa, sede actual del Museo Thyssen Bornemisza. Dicha institución es vital, y convierte esta zona de Madrid en la de máxima concentración de obras de arte del mundo: El Reina Sofía y su oferta contemporánea, el Museo del Prado y su oferta medieval, renacentista, barroca y neoclásica…ven cubiertas sus «lagunas» con la oferta de la colección privada de arte más completa del mundo.

Imagen de archivo del antiguo Palacio Xifré

En estos momentos nos brinda la ocasión de viajar a lo exótico con Gauguin, y de recrear la vista con el arte de Cartier.

Esta plaza tan vital está adornada por la Fuente de Neptuno, dios del mar, relacionado con los triunfos del Atlético de Madrid.

En el siglo XIX la burguesía sigue manteniendo este espacio como centro mercantil y financiero de la ciudad. Aquí encontramos el edificio de La Bolsa, de Repuchés y Vargas. En él se hace un homenaje a Villanueva. Su pórtico de tres cuerpos es igual al del Observatorio Astronómico Nacional

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Edificio de la Bolsa

El proyecto inicial de Ventura Rodríguez  era poner un edificio comercial de lujo en la Plaza de la Bolsa. Desafortunadamente parece que los acontecimientos acaecidos durante el levantamiento del dos de mayo cambiaron radicalmente la funcionalidad de la zona. Aquí depositaron los cadáveres para escarnio de sus familias, así que lo que encontramos es un obelisco y el Monumento al soldado desconocido.

En el centro de este trecho se halla la Fuente de Apolo, que en la mitología es el dios de la razón.

Bella imagen de Apolo con su lira. Hace alusión al paso de las estaciones esta curiosa sucesión, tras Neptuno, y antes de Cibeles.

Siguiendo camino hallamos otro museo imprescindible: el Museo Naval, altamente recomendable.

Actualmente en «No fueron solos  exhibe la admirable gesta de las mujeres que acompañaron a los descubridores y colonizadores del Nuevo Mundo.

Llegamos en nuestro recorrido a la plaza de Cibeles, donde se encuentra la Fuente dedicada a la diosa de la tierra, y donde celebra sus triunfos el Real Madrid

Además está el Palacio de las Comunicaciones, obra de Palacios y Otamendi de imponente factura, que era conocido popularmente como «la catedral» por los madrileños. Actualmente alberga la sede del Ayuntamiento de Madrid, y exhibe El legado de la Casa de Alba, su primera exposición.

La continuación del Paseo del Prado, el Paseo de Recoletos, sigue siendo la arteria más importante del Madrid de Carlos III, se llama así por la comunidad de Agustinos Recoletos que tenían su convento y huertos aquí.

Destaca sobre todo la Biblioteca Nacional, obra de Jareño, que alberga exposiciones de alto interés. Una de las que se pueden visitar actualmente es El alegre ruido del jazz.

Fachada de la Biblioteca.

Detrás tiene adosado el Museo Arqueológico Nacional, cuya reapertura es inminente.

Frente a la Biblioteca tienen lugar las exposiciones temporales de la Fundación Mapfre. Actualmente están Los retratos del Centro Pompidou, y Gaultier.

Los jardines del Descubrimiento marcan un punto de inflexión en nuestro recorrido. A su derecha el Barrio de Salamanca( ya hablé de él) y a partir de ellos la Castellana… corazón financiero de la ciudad que nunca duerme .Como Colón, descubriremos qué hay más allá de ellos en otros posts.

¿Os habéis dado cuenta de cómo se puede disfrutar enormemente de estas dos arterias vitales de nuestra ciudad, y de la amplia y rica oferta cultural que exhiben sus maravillosos museos? Merece la pena tomarse un tiempo los día libres para recorrer este pedazo de historia hecha piedra, fuentes, jardines tradicionales y modernos, historia, y vida…¡la que seguimos edificando nosotros en ellas!

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